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jueves, 14 de mayo de 2015

INVESTIGACIÓN: EFECTO FORRAJE Y DIETA PROTEICA EN PRODUCCIÓN Y COMPOSICIÓN DE LECHE DE CABRA GRANADINA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se ha estudiado el efecto de la forma física de presentación de la fracción de forraje de la dieta alimentaria y de la fuente proteica utilizada, sobre la producción y composición de la leche de cabra Granadina (Granada, España).

La posibilidad de llegar a cambiar la composición de la leche por medio de la manipulación de la alimentación del animal productor, resulta aunque limitada, factible, dependiendo esto no sólo del aspecto de composición que se desea alterar, sino también de las características particulares del animal en cuestión. Sobre la cantidad de proteína de la leche son el contenido energético y/o proteico de la dieta, los que ejercen una mayor influencia. La no degradación de parte de la proteína dietética en el rumen junto a su posible absorción a nivel intestinal, es una estrategia que puede llegar a modificar la cantidad y/o composición de la proteína láctea producida

Igualmente, la forma física de presentación de la fracción forraje de la dieta es capaz de determinar cambios sobre el contenido en grasa y/o proteína de la leche, cambios originados en virtud de los que se establecen en la fermentación ruminal. En relación con lo expuesto, y respecto en lo que a la cabra se refiere, la información disponible, junto con resultar escasa, parece apuntar a que tratándose de dietas isoenergéticas e isonitrogenadas, este animal se muestra poco sensible a las particularidades de su dieta en lo que a la composición de su leche se refiere.

De acuerdo con estos antecedentes, y teniendo en cuenta la importancia de la especie caprina en España y, en concreto, del volumen de leche producido en Andalucía (más del 50% del total nacional), esencialmente con fines industriales para la elaboración de quesos, puede ser interesante analizar el efecto que, sobre la producción de leche de cabra Granadina, podría tener la utilización de dietas en las que la fracción forraje, fuese heno de alfalfa o alfalfa granulada, y donde parte de la proteína dietética quedara constituida por diferentes fuentes que resultaran más o menos degradables a nivel del rumen, concretamente habas grano, torta de girasol, gluten de maíz y semilla de algodón. 

En este trabajo se han utilizado cinco lotes de cinco cabras Granadinas, que se encontraban a la mitad de su segunda lactación, alojadas a lo largo del período experimental, en boxes individuales de 1,2×1,3 m, formándose lotes homogéneos de acuerdo con su peso y producción láctea. Teniendo en cuenta sus necesidades nutritivas, cada animal recibía diariamente una dieta compuesta por 1 kg de forraje y 1 kg de concentrado, suficiente para producir hasta 2 kg de leche por animal y día. Los tratamientos consistieron en el empleo de cinco dietas diferentes según la forma física de presentación de la fracción forraje o la fuente proteica utilizada. La fracción forraje de las dietas 1, 3, 4 y 5, quedaba constituida por un heno de alfalfa, mientras que la de la dieta 2, consistía en el mismo alimento en forma granulada. El 20% de la proteína total de cada dieta, fue aportada por habas grano (dietas 1 y 2); torta de girasol (dieta 3); gluten de maíz (dieta 4), y semilla de algodón (dieta 5), resultando las cinco dietas prácticamente, isonitrogenadas e isoenergéticas (17,90 ± 0,32% de proteína bruta, y 18,17 ± 0,30 MJ/kg MS energía bruta). Los animales se mantuvieron bajo las condiciones experimentales durante un período de 19 días, correspondiendo los 14 primeros al período de adaptación y los cinco últimos a la fase experimental. Al comienzo de cada jornada (9 horas), y una vez recogidos los rehusados, se ordeñaban las cabras manualmente, administrándose a continuación la dieta del día; primero la cantidad de concentrado y a continuación la de forraje, disponiéndose de agua ad libitum. Al comienzo de la experiencia, así como el día primero y último de la fase principal, se pesaban los animales, controlándose también durante dicho período principal, las ingestas y las producciones de leche, llevándose a cabo, igualmente, una recogida de heces. Las muestras de las fracciones de las dietas ofrecidas, de las cantidades no consumidas de las mismas, así como alícuotas de heces se congelaban a –20° C hasta el momento de su análisis. Del mismo modo, las muestras de leche se guardaban a –30° C, hasta proceder a su análisis.

El contenido en materia seca (MS) y nitrógeno (N) de las muestras de forraje y concentrado ofrecidos y de sus restos, de las heces y de la leche, así como el contenido en grasa de esta última, se determinaron en materia fresca, siendo los demás análisis realizados en muestra seca. La MS del alimento se determinó en estufa a 100 ± 2° C, y la de las heces y leche, se llevó a cabo por liofilización. El N del alimento, heces y leche, se valoró por el método de Kjeldahl, expresándose en proteína bruta, PB = 6,25 N, para el alimento y las heces, y en PB = 6,38 N para la leche. La cantidad de grasa de la leche se determinó por el método de Gerber; calculándose la de alimentos y heces, por extracción con éter de petróleo previa hidrólisis clorhídrica. La cantidad de cenizas de las tres clases de muestras, se calculó por incineración en horno eléctrico a 550° C, y la de energía por combustión en bomba calorimétrica adiabática. El contenido en fibra neutro detergente (FND), fibra ácido detergente (FAD) y lignina ácido detergente (LAD), se determinó, tanto en las muestras de alimento como de heces, de acuerdo con el método de Goering, Van Soest (1970). La cantidad de lactosa, de las muestras de leche, se estimó por diferencia entre la MS correspondiente y la suma de proteína, grasa y cenizas. Las diferentes fracciones proteínicas contenidas en la proteína láctea, se determinaron a partir de leche entera, por electroforesis en gel de poliacrilamida con agentes desnaturalizantes (PAGE-SDS) en equipo automatizado: PhastSystem (Pharmacia, Uppsala, Sweden). Los geles de PAGE-SDS fueron del 12,5%. Las condiciones electroforéticas y la tinción, se realizaban de acuerdo con «Pharmacia SDS-PAGE in homogeneous media» (PhastSystem technique File N.º 111) y «Pharmacia fast coomassie staining» (PhastSystem Technique File N.º 200), respectivamente. La cuantificación se llevó a cabo mediante un analizador de imagen (Bio Image, Millipor Corp., USA) siguiendo el programa «Whole Band Analysis 3.2». El análisis de la composición en ácidos grasos de las muestras de leche, se realizó por cromatografía gaseosa. Los correspondientes ésteres metílicos se analizaron con un cromatógrafo Perkin Elmer provisto de inyector automático, columna capilar SP-2330 de 60 m y 0,32 mm de diámetro interno (Supelco, Inc.) y un detector de ionización de llama. Se empleó un gradiente térmico con una temperatura inicial de 60° C, la que se incrementaba hasta los 70° C con un calentamiento de 2° C/minuto y una segunda rampa de 20° C/minuto, hasta alcanzar la temperatura final de 230° C, manteniéndose estas condiciones durante 15 minutos. Como gas portador se utilizó He a un flujo de 14 psi, siendo las temperaturas del inyector y detector, de 250 y 275° C, respectivamente. Los resultados obtenidos se analizaron estadísticamente de acuerdo con el modelo general lineal (Steel, Torrie, 1984). El análisis de la producción de leche (g/animal y día) se realizó considerando la ingesta correspondiente de materia seca como factor de covarianza. De igual modo, las concentraciones de materia seca, proteína, grasa, lactosa y energía, así como las cantidades de las distintas fracciones proteínicas, se analizaron considerando como factor de covarianza las producciones correspondientes de leche. Los valores medios se comparaban por medio del test de rango múltiple de Duncan.

Los resultados obtenidos muestran un valor del peso medio (en vivo) de los animales de 47,0 ± 3,1 kg, no sufriendo, en ningún caso un cambio superior a ±1 kg a lo largo del período experimental. En cuanto a los valores de las tasas de ingesta de MS (g/kg0,75·día) conseguidas según dieta, así como los de la relación forraje/concentrado, no se han detectado en ninguno de los dos casos, diferencias significativas (P>0,05). Las únicas diferencias estadísticamente detectadas, fueron las referentes a la digestibilidad de la grasa y de la energía, así como el contenido en energía digestible de la materia seca. La digestibilidad de la grasa y de la energía resultaba máxima para la dieta 2, detectándose, en el primer caso, diferencias significativas (P<0,05) respecto de los valores calculados para las dietas 1 y 4 y, en el segundo caso, sólo entre esta dieta y la dieta 4. Los contenidos en energía digestible de la materia seca de las dietas 2 y 5, resultaban iguales y máximos, detectándose una diferencia significativa (P<0,05) en relación con el valor correspondiente a la dieta 3.

De acuerdo con el análisis estadístico practicado, los valores medios (medias ajustadas) de producción de leche (g/animal y día) y de composición de la misma en cuanto a su contenido en materia seca, proteína, grasa, lactosa, caseína y proteína sérica, así como de las fracciones determinadas tanto de caseína como de proteína sérica (g/kg de leche), y los contenidos energéticos (MJ/kg de leche), la mayoría de estos parámetros quedaban en un principio afectados por el factor de covarianza correspondiente, cantidad de leche producida según ingesta (P<0,05) y composición de la leche según cuantía de su producción (P<0,05). En este caso, sólo las cantidades de lactosa, α-lactalbúmina, α-caseína y β-caseína resultaron no afectadas por la cantidad de leche producida (P>0,05). Al mismo tiempo, el tipo de dieta ejercía diferentes efectos en la composición de la leche (P<0,05) independientemente de la cuantía de la producción correspondiente, concretamente sobre su contenido en materia seca, proteína, caseína, proteína sérica, seroalbúmina, α-lactalbúmina, β- y κ-caseína. Según estos resultados, las concentraciones en materia seca correspondientes a las dietas 2, 4 y 5, además de no mostrar diferencias entre sí (P>0,05), resultaban estadísticamente superiores (P<0,05) al valor debido a la dieta 1. Las concentraciones en proteína estimadas para las dietas 1, 2, 4 y 5, resultaban no diferentes (P>0,05), detectándose, al mismo tiempo, una diferencia significativa (P<0,05) entre los valores correspondientes a las tres primeras dietas indicadas y el deducido para la dieta 3. Las cantidades de caseína total y de β-caseína correspondientes a las dietas 2 y 4, eran estadísticamente superiores (P<0,05) a los valores deducidos para las demás dietas. La concentración de seroalbúmina alcanzaba un valor máximo para la dieta 1, diferente estadísticamente (P<0,05) de los correspondientes a las dietas 2, 4 y 5. Finalmente, el valor más alto para la α-lactalbúmina se detectaba para la misma dieta 1, que en este caso se mostraba diferente (P<0,05) sólo de los correspondientes a las dietas 2 y 4.

Respecto a los valores medios (%) de la composición en ácidos grasos de la grasa de la leche, según tipo de dieta, los resultados obtenidos para la dieta 1 muestran un valor de ácido butírico (C4:0) más alto (P<0,05) que los correspondientes a las dietas 2 y 4. Igualmente, la cantidad de ácido caprílico (C8:0), para la misma dieta 1, se mostraba superior (P<0,05) que el valor debido a la dieta 5. Los porcentajes de ácido cáprico (C10:0), láurico (C12:0) y mirístico (C14:0) correspondientes a la dieta 5, resultaban más bajos (P<0,05) que los debidos a todas las demás dietas. Por el contrario, los porcentajes de los ácidos esteárico (C18:0), oleico (C18:1) y linoleico (C18:2), alcanzaban los valores más altos para la misma dieta 5, detectándose respecto del primero, segundo o tercero de estos ácidos, diferencias (P<0,05) frente a las cantidades correspondientes a todas las demás dietas, a las número 1 y 2 o a las 1, 2 y 3, respectivamente.

Analizando los resultados obtenidos se pueden enumerar las siguientes conclusiones:

1-Ingesta de materia seca. Razón forraje/concentrado de las mismas: A pesar del resultado estadístico aquí inferido según el cual no se detectaban diferencias significativas entre las tasas de ingesta de materia seca, así como entre las relaciones forraje/concentrado, bajo consumo de la dieta 1 parecía conseguirse una ingesta más alta, alcanzándose bajo la administración de la dieta 2, la fracción de forraje más baja. El primer aspecto indicado puede ser a la fuente proteica alternativa incluida en la dieta 1, probablemente la de mayor degradación ruminal, ya que los granos de las leguminosas en general, y el de habas en particular, presentan en la cabra un alto contenido en proteína rápidamente degradable en rumen. Asimismo, se conoce que las dietas con proteína más degradable alcanzan tanto en la vaca como en la cabra, una mayor ingesta. Respecto del menor consumo de forraje detectado bajo empleo de la dieta 2, conviene recordar que uno de los aspectos más típicos del comportamiento nutritivo de la cabra es su singular selección del alimento disponible, teniendo lugar una caída en la ingesta cuando en virtud de la forma de presentación del mismo. En este sentido, varios autores han constatado que cuando se alimenta a las cabras en lactación con un heno picado en vez de bajo la forma de fibra larga, la ingesta de los animales disminuye, por la menor posibilidad de selección de la dieta alimentaria. Independientemente de estos comentarios, los valores medios encontrados en este trabajo para las tasas de ingesta de materia seca por unidad de peso metabólico, resultan ser cantidades normales para la cabra en lactación.

2-Coeficientes de digestibilidad de los distintos nutrientes. Contenido en energía digestible de las dietas: En relación con la digestibilidad que una dieta presenta en la especie caprina, lo primero que es necesario indicar es que las variables más determinantes, son las que se refieren a su composición química, no pareciendo importante ni el nivel de ingesta alcanzado ni el de producción láctea conseguido. En este sentido, la composición de las dietas en este trabajo fueron muy similares, diferenciándose prácticamente solo en cuanto a su contenido en grasa, valor que resultaba mayor para la dieta 5. Igualmente, se conoce cómo la forma física de presentación del alimento, puede afectar a su digestibilidad, dando lugar la granulación normalmente, a una menor digestibilidad. Sin embargo, no siempre es este el resultado obtenido para algunos autores, que señalan que la molienda y la granulación de diferentes tipos de forrajes, da lugar en la cabra a una mejor digestibilidad bien de todos los nutrientes o al menos de algunos de ellos. Los resultados obtenidos en el presente trabajo muestran valores superiores de la digestibilidad de la grasa y del contenido en energía digestible de la dieta 2 respecto de la 1, estableciéndose diferencias a un nivel de P<0,05 y P<0,10, respectivamente. Si bien el primero de estos resultados pudo quedar afectado por la distinta ingesta alcanzada entre ambas dietas, el mayor contenido en energía digestible detectado para la dieta 2, parece indicar la existencia de una mayor digestibilidad, no pudiéndose descartar el ser éste un resultado debido, bien directa o indirectamente, a la distinta forma física de presentación de su fracción forraje. Respecto de la dieta 5, se obtenía frente a la 1, una mayor digestibilidad de la grasa, detectándose, igualmente, una alta digestibilidad de la fibra y contenido en energía digestible, en este sentido, se conoce que la semilla de algodón, fuente alternativa de proteína de dicha dieta, se caracteriza por presentar una fracción alta de proteína bypass, siendo un excelente concentrado energético y poseyendo a la vez, una fibra muy digestible.

3-Cantidad y composición de la leche producida: Bajo la ingesta de unas dietas prácticamente isoenergéticas e isonitrogenadas, la cantidad de leche de cabra producida depende, en un principio, de la ingesta de materia seca alcanzada. Diversos estudios indican que la ingesta de alimento es el principal factor que afecta a la producción de leche de cabra, y además en la mitad de la lactación, la correlación entre ingesta energética y cantidad de leche producida, llega a ser de 0,83. Igualmente, se explica en las cabras, las variaciones individuales de la producción bruta de leche, esencialmente, en función de las de su ingesta voluntaria de materia seca. En el presente trabajo, la cantidad de leche producida fue estadísticamente analizada considerando las tasas de ingesta de materia seca como factor de covarianza, resultando la producción determinada de manera significativa, sólo por la ingesta, la que llegaba a explicar el 95,4% de la varianza total, no ejerciendo al respecto la dieta efecto significativo alguno. Respecto de la composición de la leche producida, también resulta bien conocido que de manera general, existe una relación inversa entre la cantidad de la misma y la concentración de sus constituyentes. Por este motivo, y dado que el objetivo esencial de este estudio era el de determinar el efecto del tipo de dieta sobre la composición de la leche, los valores de los distintos parámetros indicativos de dicha composición, menos los referentes a la de la grasa en ácidos grasos, se analizaron considerando como factor de covarianza la cantidad de leche en cada caso producida.

4-Forma física de la fracción forraje de la dieta y composición de la leche producida: En el animal rumiante en general, el modelo de fermentación ruminal en cada caso establecido, depende de la naturaleza de la dieta en cuestión. El empleo de concentrados ricos en carbohidratos solubles, la caída en la razón forraje/concentrado, el menor tamaño de la partícula de fibra o la presentación de esta en forma granulada, son circunstancias tendentes a hacer menos eficiente el proceso de formación de ácido acético, principal precursor de los ácidos grasos que se sintetizan en la glándula mamaria, produciéndose, en consecuencia, una leche de menor contenido en grasa. Sin embargo, al utilizar en la cabra raciones cuyas características de composición se sabe que determinan en el bovino el indicado síndrome de producción de leche de bajo contenido en grasa, se vienen obteniendo resultados no siempre indicativos de tener lugar un hecho similar, resultados que algunos autores interpretan que en la especie caprina, y a no ser que se alteren desmesuradamente las características de composición físico-químicas de su ración, ésta llega a tener sólo un efecto indirecto sobre la composición de la leche producida, en relación con la ingesta de alimento alcanzada; normalmente, se establece que la cabra parece resultar menos sensible que la vaca al síndorme de producción de leche de bajo contenido en grasa. Los resultados obtenidos en este estudio sobre el efecto de la forma física de presentación de la fracción forraje de la dieta, parecen confirmar este hecho, deduciéndose para el consumo de la dieta 2 (dieta con fracción forraje granulada) frente a la dieta 1 (dieta con fracción forraje en forma de heno), la producción de leche con un contenido graso no diferente. Sobre las posibles causas que pueden determinar la ausencia de este efecto, algunos autores señalan que el comportamiento nutritivo del pequeño rumiante en general y de la cabra en particular, puede manifestarse cómo, por distintos motivos, estos animales satisfacen por medio de los ácidos grasos volátiles, una fracción menor de sus necesidades energéticas, alcanzando su estatus energético un protagonismo especial en cuanto a la cantidad y composición de su leche. En la vaca, se ha constatado que las características de composición de la ración alimentaria que determinan una caída en el contenido en grasa de la leche obtenida, inducen a su vez, normalmente, a la producción de una leche de mayor contenido en proteína y, paralelamente, a una mayor cantidad de las fracciones proteínicas más importantes. En este sentido, y a pesar de no haberse detectado en estos ensayos en cabras una caída en el contenido en grasa de la leche producida, a causa del empleo de la fracción forraje de la dieta en forma granulada, se ha constatado una mayor cantidad de caseína total, y de las fracciones β- y κ-caseína. Otros autores, utilizando distintos tipos de forrajes en cabras, no obtienen a partir de la leche producida un rendimiento en queso diferente, que podría ser debido a no haberse alterado la proteína coagulable formada. Los resultados obtenidos en nuestro trabajo mostraban un distinto aporte de grasa digestible entre ambas dietas, cantidades que resultaban iguales a 19,8 y 23,6 g/kg MS, para la dieta 1 y 2, respectivamente, coincidiendo con otros estudios en los que se constata que la suplementación grasa, incluso en pequeña cantidad, puede determinar cambios en las propiedades tecnológicas de la leche de cabra, concretamente, con un menor tiempo de coagulación, formándose un coágulo de mayor firmeza, que indican la presencia de una mayor cantidad de caseína coagulable. Según algunos autores, cuando a causa de la naturaleza de la ración se induce en el rumiante el síndrome de caída en el contenido en grasa de la leche, se produce al mismo tiempo, una grasa de composición en ácidos grasos diferente, aumentando la proporción de insaturados y disminuyendo la de saturados, aspecto éste que no se deducía en los ensayos realizados en el presente estudio, siendo el porcentaje de ácidos grasos saturados de la grasa de la leche correspondiente a las dietas 1 y 2, iguales a 71,1 y 70,3%, resultado nuevamente indicativo de no haberse producido el síndrome indicado. En la cabra en lactación y junto al efecto predominante que el estatus energético del animal parece tener sobre la composición de su leche, se deducen resultados indicativos de no producirse cambios en la composición en ácidos grasos de la grasa láctea, según las características de la ración. Este hecho queda demostrado por diversos autores, al utilizar en cabras diferentes tipos de concentrados en función de la naturaleza de sus hidratos de carbono, obteniendo una grasa de la leche cuya composición en tres grupos de ácidos grasos: C4-C12, C16, y C18:0+C18:1, aparecían sin diferencias según tipo de dieta suministrada (concentrado). Este mismo hecho se ha demostrado en nuestros ensayos, siendo los porcentajes de esos mismos tres grupos de ácidos grasos iguales a: 22,1, 30,3 y 35,9% para la grasa de la leche producida bajo consumo de la dieta 1, y 21,6, 29,9 y 39,8% para la de la dieta 2, respectivamente.

5-Fuente de proteína utilizada y composición de la leche producida: Los sistemas que hoy se utilizan para estimar las necesidades de proteína del animal rumiante en lactación, distinguen entre la fracción de proteína dietética que al degradarse en rumen puede dar lugar a proteína microbiana, y aquella otra que al escapar de la fermentación ruminal llega de ese modo al intestino delgado. Desde la introducción de estos nuevos sistemas, se vienen llevando a cabo una serie de estudios tendentes a establecer el efecto que diferentes fuentes de proteína, más o menos degradables, pueden llegar a tener sobre la producción láctea correspondiente, todo ello con la pretensión de llegar a optimizar el rendimiento del proceso en cuanto a la producción de proteína láctea. Sin embargo, los resultados obtenidos al respecto no son siempre los esperados, señalándose diferentes causas, pareciendo ser la principal que para que una suplementación con proteína no degradable pueda tener un efecto positivo sobre la producción de proteína láctea, la composición aminoacídica de aquella, debe ser tal que dé lugar a una suplementación de la proteína microbiana. En este sentido, diversos autores obtienen resultados contradictorios en la especie caprina, analizando el efecto de la sustitución de la proteína de la soja por la de otras fuentes menos degradables; otros estudios indican que en la mayoría de los casos, y bajo empleo de dietas isoenergéticas e isonitrogenadas, el contenido en proteína total o en caseína de la leche de cabra no parece resultar muy sensible a un cambio en la fuente proteica de la ración. Las diferentes fuentes de proteína utilizadas en los ensayos del presente trabajo (habas, torta de girasol, gluten de maíz y semilla de algodón), se han elegido teniendo en cuenta que las habas son un alimento muy apetecido por la especie caprina, presentando su proteína una alta degradación ruminal; mientras que las otras tres se eligieron por considerarse unos buenos concentrados proteicos, más o menos ricos en proteína bypass. Los resultados obtenidos bajo el empleo de dietas diseñadas con estas fuentes proteicas fueron mejores en el consumo de la dieta 4 (gluten de maíz), siendo éste, un gluten feed, con un 18,83% de PB, y 50,95% de FND. La leche producida bajo consumo de esta dieta, alcanzó la mayor concentración de proteína, resultando la cantidad de caseína total, y β-caseína, superior a la conseguida al emplear cualquiera de las demás dietas. Ninguna de las otras dos dietas, 3 y 5, diseñadas igualmente con objeto de obtener una leche de composición diferente en cuanto a su contenido proteico, originaron los efectos positivos esperados, resultando incluso la leche producida bajo consumo de la dieta 3 (torta de girasol), con un contenido sensiblemente menor en proteína. La dieta 5 (semilla de algodón), si bien no se detectaba como diferente en cuanto a la cantidad de proteína total de su leche en relación con las dietas 1 y 4, presentaba frente a esta última, una sensible menor cantidad de caseína total. Por tanto, y respecto de las cuatro fuentes diferentes de proteína utilizadas, sólo el gluten de maíz determinó a nivel de la composición de la leche producida, unos resultados francamente satisfactorios. Otros autores, al emplear en la alimentación de cabras, dietas en las que intervenía como fuente proteica una harina de soja o un gluten de maíz, obtienen una mayor producción de leche con el segundo de estos alimentos, atribuyendo dicho resultado al mayor contenido en proteína no degradable del gluten. Respecto de la composición de la grasa de la leche producida bajo consumo de las dietas diferentes, según su fuente proteica, la única dieta que, en nuestro caso, daba lugar a una leche con una grasa de composición distinta, era la 5, la que junto con presentar menores proporciones de ácidos grasos de 10-16 átomos de carbono, mostraba mayores niveles de esteárico, oleico y linoleico, efectos ambos derivados del mayor contenido en grasa que dicha dieta presentaba, lo que sin duda daba lugar a que una mayor proporción de grasa de origen dietético, llegara a constituir la de la leche, mostrando ésta mayores proporciones de ácidos grasos con 18 átomos de carbono.

Como conclusión final, y resumiendo los resultados obtenidos, se puede afirmar de un modo general, que es posible modificar la composición de la leche de cabra mediante la manipulación de sus dietas alimentarias.


Autoría: M.R. Sanz Sampelayo y colaboradores (1998)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)

miércoles, 13 de mayo de 2015

INVESTIGACIÓN: EFECTOS ACEITE VEGETAL EN ALIMENTACIÓN OVEJA CHURRA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se ha ensayado la incorporación de aceites vegetales en la ración alimentaria de ovejas de raza Churra durante el inicio de la lactación, estudiándose su posible efecto sobre la composición de la leche y el crecimiento de los corderos 'lechazos' (España).

La utilización de grasas en las raciones de rumiantes permite modificar el perfil lipídico de los productos obtenidos (carne y leche) y ofrece la posibilidad de aumentar el nivel de algunos ácidos grasos poliinsaturados (CLA, y ácidos grasos de la serie n-3) con efectos beneficiosos para la salud humana. Estudios realizados en ovejas lecheras durante la fase intermedia de la lactación, han señalado que una de las formas más eficientes de aumentar los niveles de CLA y reducir la relación de los ácidos grasos n6/n3 de la leche es la utilización de aceites vegetales en la ración alimentaria suministrada a los animales. Los trabajos publicados sobre la incorporación de aceites vegetales en ovejas lecheras durante el inicio de la lactación son limitados y, sin embargo, presentan un gran interés en razas de aptitud mixta, como la raza Churra, por su posible influencia en la calidad de la leche y de la carne de lechazo. Por lo que el objeto de este trabajo fue comparar el efecto de la incorporación de aceites vegetales con distinto grado de saturación, sobre la producción y composición de la leche de las ovejas durante el inicio de lactación y sobre el crecimiento de los corderos durante la fase de lactancia.

Este estudio se ha realizado en 48 ovejas adultas de raza Churra, con un peso vivo medio de 64,3 ± 0,92 kg y una condición corporal de 2,5. Dos días después del parto las ovejas se asignaron, de forma equilibrada según la producción de leche en la lactación anterior, la prolificidad y el peso, a cuatro tratamientos experimentales de acuerdo con el aceite que recibieron en la ración: aceite de palma hidrogenado (Control), aceite de oliva, aceite de soja o aceite de linaza. Las ovejas se alimentaron con una ración total mezclada (16% PB, 5,4% GB, 31% FND) compuesta por: alfalfa (40%), maíz (15%), cebada (17%), soja 44 (12%), pulpa de remolacha (9%), melaza (4%), el aceite correspondiente (3%) y corrector (1%). Cada oveja recibió 2,1 kg de MS/día de la ración mezclada correspondiente y un 10% de paja de cereales. La ración diaria se suministró repartida en dos veces. Los corderos, que permanecieron con sus madres desde el parto hasta que alcanzaron el peso al sacrificio, se pesaron dos veces por semana y se estimó la ganancia de peso diaria mediante regresión lineal del peso vivo frente al tiempo. Las ovejas se ordeñaron una vez al día durante todo el periodo de lactancia de los corderos. La producción de leche se controló semanalmente y se tomaron muestras de leche para su posterior análisis en laboratorio. El contenido en proteína y grasa de la leche se determino mediante un equipo MILKOSCAN. El perfil de ácidos grasos se determinó a partir de las muestras correspondientes a la segunda y cuarta semana de lactación. Para ello se utilizó un cromatógrafo de gases Hewlett Packard 6890 Series GC System, provisto de una columna HP-88, 100 m de longitud, 0,25 mm de diámetro interno y 0,2 um de espesor de película. Los resultados obtenidos se analizaron utilizando el procedimiento GLM del paquete estadístico SAS System.

Los resultados obtenidos indican que el tipo de aceite incorporado a la ración no mostraba diferencias estadísticamente significativas (P>0,05) en la producción y composición (grasa y proteína) de la leche (superíndices distintos indican diferencias significativas: P<0,05), si bien algunos autores han señalado reducciones en el nivel de grasa de la leche cuando se incorporan grasas insaturadas debido a alteraciones en la fermentación ruminal y a la producción de compuestos que inhiben la producción de grasa. Por otra parte, esta falta de diferencias entre tratamientos experimentales tanto en la producción de leche como en el contenido en grasa y proteína de la misma podría explicar la ausencia de un efecto sobre el crecimiento de los corderos. 

El perfil de ácidos grasos de la leche estuvo directamente relacionado con el tipo de aceite incorporado en la ración. Así, las ovejas que recibieron aceite de palma hidrogenado produjeron leche con mayor contenido (P<0,001) en C16:0 y ácidos grasos saturados (SFA). Por otra parte, el aceite de oliva dio lugar a mayor contenido (P<0,001) en C18:1 cis-9 y ácidos grasos monoinsaturados (MUFA). El mayor contenido (P<0,001) en C18:2 cis-9, cis-12, C18:2 cis-9, trans-11 (RA), C18:1 trans-11 (VA), ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) y relación PUFA/SFA en la leche se observó en las ovejas que consumieron el aceite de soja, mientras que la leche de aquellas que recibieron aceite de linaza presentó el mayor porcentaje (P<0,001) de C18:3-n3 y la menor relación n6/n3 (P<0,001). 

Los niveles de VA y PUFA observados en las ovejas que recibieron el aceite de linaza fueron superiores (P<0,001) a los obtenidos con palma y oliva, pero no fueron estadísticamente diferentes a los obtenidos con el aceite de soja. El ácido ruménico (RA), al que se han atribuido numerosos efectos beneficiosos para la salud humana, se sintetiza en el rumen como producto intermediario en la biohidrogenación del ácido linoleico. El VA se produce durante la biohidrogenación del ácido linoleico y también del linolénico. La mayor parte del RA presente en la leche proviene de la desaturación del VA en la glándula mamaria, lo que podría explicar la ausencia de diferencias en las proporciones de CLA y VA en la leche de ovejas alimentadas con aceite de soja y linaza.

Como conclusión general se puede resumir que las ovejas Churras alimentadas con aceites de soja y linaza durante el inicio de lactación producen leche con mayor contenido en ácidos grasos poliinsaturados y CLA respecto a cuando se incorpora aceite de palma hidrogenado o aceite de oliva. La mayor relación n6/n3 se produjo con el aceite de soja y la menor con el aceite de linaza. Asimismo, queda constatado que la utilización de aceites vegetales ofrece la posibilidad de modificar el perfil lipídico de la carne de lechazo sin afectar su crecimiento.


Autoría: R. Bodas y colaboradores (2009)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)

lunes, 20 de abril de 2015

INVESTIGACIÓN: COMPARACIÓN MODELOS MEJORA GENÉTICA EN CABRA MURCIANO-GRANADINA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se han comparado los diferentes modelos utilizados en un programa de mejora genética para la evaluación de cabras lecheras de raza Murciano-Granadina en la Comunidad Valenciana (España). 

El programa de mejora genética ha sido realizado conjuntamente por la Asociación de Ganaderos de Caprino de Raza Murciano-Granadina de la Comunidad Valenciana (Amurval) y el Centro de Investigación y Tecnología Animal del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias. En primer lugar se compararon dos modelos mixtos con diferente estructura de covarianzas. También se realizaron comparaciones entre modelos que incluyeron otros efectos sistemáticos: edad de la hembra en el momento del parto y días desde el parto hasta el primer control de la lactación. Se consideraron los caracteres estandarizados para la producción de leche y los porcentajes de grasa y proteína; realizándose dichas comparaciones considerando criterios estadísticos de información.

Los resultados obtenidos indican que el modelo de repetibilidad es el más adecuado al tener en cuenta las covarianzas entre medidas de una misma cabra. La inclusión del efecto edad de la hembra al parto sólo fue ventajosa para el carácter producción de leche. En cambio, la consideración del efecto tiempo desde el parto al primer control lechero fue positiva para los caracteres de producción de leche y de porcentaje de proteína. Por el contrario, ninguno de los efectos incluidos mejoró el modelo actualmente utilizado para porcentaje de grasa.


Autoría: S. Sellas y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)





martes, 31 de marzo de 2015

INVESTIGACIÓN: INFLUENCIA DE NARANJAS EN SABOR DE LECHE DE OVEJA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se la estudiado la influencia de la incorporación de naranjas en la ración alimenticia de ovejas lactantes sobre el sabor final de la leche obtenida.

En este trabajo se estudia el sabor de la leche procedente del ordeño de ovejas que han recibido diferentes cantidades de naranja de destrío en su ración alimentaria. Se utilizaron 48 ovejas distribuidas en cuatro grupos iguales que recibieron raciones isoenergéticas e isoproteicas; al grupo testigo se le suministró una ración compuesta de heno de alfalfa, paja y concentrados, mientras que en los tres grupos experimentales se sustituyó progresivamente parte de los cereales por naranja en los siguientes porcentajes: 10%, 20% y y 30% de la materia seca de la ración, respectivamente en cada uno de ellos. En la semana 15ª de lactación se tomaron muestras de leche de tanque, se analizó su composición y se realizó un estudio sensorial (leche pasterizada) mediante una prueba triangular con 120 catadores. 

Los resultados obtenidos indican que la incorporación de naranjas en la ración de las ovejas afectó significativamente (P<0.01 con el 10% de naranja, y P<0.001 con el 20% y 30% de naranja) al sabor de la leche respecto al grupo testigo. La característica más identificada en la leche de las ovejas que han comido naranja es su sabor más suave.


Autoría: M. Rodríguez y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)







lunes, 30 de marzo de 2015

INVESTIGACIÓN: PARIDERA Y PRODUCCIÓN LECHERA EN CABRA MURCIANO-GRANADINA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se ha estudiado el efecto de la época de parto sobre la producción lechera en cabras de la raza Murciano-Granadina de la región de Murcia (España).

En este trabajo se ha estudiado el efecto de la época de parto durante las estaciones de primavera y otoño, sobre la producción lechera de 8 ganaderías de cabras Murciano-Granadinas, pertenecientes a la Asociación Nacional de Criadores de la Raza Murciano-Granadina (ACRIMUR). En total se han utilizado 4546 datos de 790 cabras del control lechero realizado en el periodo 1997-1998, y efectuado cada 30-35 días. El mismo día del control lechero se recogía una alícuota de 100 ml de leche para la determinación de materia grasa, proteína y extracto seco con la técnica de espectroscopía en el infrarrojo cercano (NIR). 

Los principales resultados muestran mayores producciones de leche cuando los partos se producían en otoño frente a los de primavera, con 1,94 y 1,70 kilogramos/día, respectivamente. Por meses, se observó que las producciones más bajas correspondían a las cabras que parían en mayo. Los porcentajes de proteína, grasa y extracto seco también fueron mayores para las lactaciones cuyo parto se producía en otoño: proteína (3,77 vs. 3,31), grasa (5,41 vs. 4,91), y extracto seco (14,60 vs. 13,53).



Autoría: C. Hernández y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)






lunes, 3 de marzo de 2014

LABORATORIO: SACAROSA EN LECHE-1

Continuando con los métodos oficiales de análisis de los productos lácteos, se expone seguidamente la metodología analítica para la determinación de la sacarosa en la leche condensada.

Principios y fundamentos metodológicos.

Se entiende por contenido en sacarosa de la leche condensada el contenido en sacarosa no transformada, expresado en porcentaje en peso, determinado por el procedimiento expuesto a continuación, que corresponde al descrito en la norma FIL-35: 1966 de la Federación Internacional de la Lechería (FIL). 
Este procedimiento se conoce también como la determinación polarimétrica de la leche condensada, y se utiliza en leche condensada, entera o desnatada, de composición normal, preparada a partir de leche y sacarosa que no contenga sacarosa transformada. El método se basa en el principio de inversión de Clerget, cuyo fundamento es que un tratamiento suave con un ácido hidroliza completamente la sacarosa, mientras que la lactosa y el resto de azúcares prácticamente no se hidrolizan. La cantidad de sacarosa se deduce del cambio del poder rotatorio de la solución.
Se prepara un filtrado límpido de la muestra, sin mutarrotación debida a la lactosa, por tratamiento de la solución con amoníaco, seguido de neutralización y clarificación por adiciones sucesivas de soluciones de zinc acetato y de potasio ferrocianuro. En una parte del filtrado de sacarosa se hidroliza en las condiciones especiales que corresponden a este tipo de operación. Y partiendo de los poderes rotatorios del filtrado, antes y después de la inversión, se calcula la cantidad de sacarosa.

Material y aparatos utilizados.
-Balanza analítica de sensibilidad de 10 mg, como mínimo.
-Vasos de precipitados de vidrio, de 100 ml.
-Matraces graduados, de 200 y 50 ml.
-Pipetas de 40 ml.
-Probetas graduadas de 25 ml.
-Pipetas graduadas de 10 ml.
-Embudos filtrantes de diámetro entre 8 y 10 cm, y filtros (plegados) de 15 cm de diámetro.
-Tubo de polarímetro de 2 cm de longitud, exactamente calibrado.
-Polarímetro o sacarímetro: se pueden utilizar indistintamente los siguientes aparatos:
a)Polarímetro con luz de sodio o con luz verde de mercurio (lámpara de vapor de mercurio con prisma o pantalla Wratten número 77 A), permitiendo lecturas con una precisión por lo menos igual a 0,05 grados de ángulo.
b)Sacarímetro con escala internacional de azúcar utilizando luz blanca que pasa a través de un filtro de 15 ml de una solución al 6% de potasio dicromato, o bien luz de sodio, permitiendo la lectura con una precisión por lo menos igual a 0,1 grados escala sacarimétrica internacional.

Reactivos necesarios.
-Ácido acético 2 N.
-Ácido clorhídrico del 35% (PA).
-Agua destilada (PA).
-Amonio hidróxido al 25% (en NH3).
-Azul de bromotimol en solución al 0,04%.
-Potasio ferrocianuro 3-hidrato (PA).
-Zinc acetato 2-hidrato (PA).

La solución de zinc acetato 2-hidrato 2 N, se prepara disolviendo 21,9 g de zinc acetato 2-hidrato (PA), y 3 ml de ácido acético glacial (PA) en agua destilada (PA), completando hasta un volumen de 100 ml.
Para preparar la solución de potasio ferrocianuro 1 N se disuelven 10,6 g de potasio ferrocianuro 3-hidrato (PA) en agua destilada (PA), y se completa hasta alcanzar 100 ml.
En el caso de la solución de ácido clorhídrico, 6,35 ± 0,20 N (20-22%), se debe utilizar ácido clorhídrico 35% (PA), diluyendo convenientemente.
La solución diluida de amoníaco, 2,0 = 0,2 N (3,5%), se utiliza amonio hidróxido al 25% (en NH3),
diluyendo a continuación.
Finalmente, se utiliza la solución diluida de ácido acético 2 N.

Procedimiento analítico.
1.Preparación de la muestra: En el caso de las muestras de productos recientemente preparados en los que no se puede prever separación alguna apreciable de los componentes, se debe abrir el recipiente, e introducir el producto adherido a la tapa y mediante movimientos de arriba abajo, conseguir con una cuchara, que se mezclen íntimamente las capas superiores así como el contenido del fondo del recipiente. A continuación, hay que trasvasar el contenido de un bote a un frasco provisto de tapón bien adaptado.
Para muestras de productos más antiguos y muestras en las que se pueda prever una separación de componentes, se debe calentar en baño de agua, aproximadamente a 40 ºC, hasta que la muestra casi haya alcanzado esta temperatura, entonces se procede a abrir el recipiente y se hace de la misma manera descrita anteriormente. En el caso de emplear un bote, hay que trasvasar el contenido a un frasco, raspar el producto que se haya adherido a las paredes y continuar la mezcla hasta que toda la masa sea homogénea; cerrar el frasco con una tapadera que se adapte perfectamente, dejando enfriar.
2.Comprobación del método: Se debe proceder como se expone en el siguiente apartado, utilizando una mezcla de 100 g de leche desnatada y de 18 g de sacarosa pura, que corresponde a 40 g de una leche concentrada conteniendo el 45% de sacarosa. Seguidamente se calcula la cantidad de sacarosa según se describe en el apartado de cálculo de resultados (riqueza en sacarosa), utilizando en la fórmula I (para W, F y P), la cantidad de leche pesada y la riqueza en materia grasa y proteínas de esta leche, y en la fórmula II (para W), la cifra de 40. La media de los valores encontrados no debe diferir de dicho valor (45%) en más del 0,1%.
3.Determinación del parámetro composicional: En un vaso de 100 ml pesar aproximadamente 40 g de la muestra bien mezclada con una aproximación de 10 mg, añadiendo luego 50 ml de agua destilada (PA) calentada a unos 80-90 ºC, y mezclar cuidadosamente. A continuación, hay que trasvasar cuantitativamente la mezcla a un matraz aforado de 200 ml, y enjuagar el vaso con cantidades sucesivas de agua destilada (PA) a 60 ºC hasta alcanzar un volumen total de 120 a 150 ml; mezclar y enfriar a temperatura ambiente; añadir 5 ml de la solución amonio hidróxido diluida. Mezclar de nuevo y dejar reposar durante 15 minutos. Neutralizar el amonio hidróxido añadiendo una cantidad equivalente de la solución diluida de ácido acético. Determinar previamente la cantidad exacta de mililitros por valoración de la solución de amonio hidróxido, añadiendo una cantidad equivalente de la solución diluida de ácido acético. Determinar previamente la cantidad exacta de mililitros por valoración de la solución amonio hidróxido diluida empleando el azul de bromotimol en solución al 0,04% como indicador, mezclar, y añadir 12,5 ml de solución de zinc acetato, mezclando suavemente por rotación del matraz inclinado. De la misma forma que para la solución de acetato, añadir 12,5 ml de solución de potasio ferrocianuro, atemperando el contenido del matraz hasta una temperatura de 20 ºC, y añadir agua destilada (PA) a 20 ºC, hasta alcanzar el enrase de 200 ml. Hasta este momento todas las adiciones de agua o reactivos deberán haberse efectuado de tal manera que se haya evitado la formación de burbujas de aire y, por esa misma razón, todas las mezclas se habrán realizado por rotación del matraz y no por agitación violenta. Si se observa la presencia de burbujas de aire antes de alcanzar los 200 ml del enrase se pueden eliminar aplicando al matraz una bomba de vacío o imprimiéndole un movimiento de rotación. Seguidamente, se tapa el matraz con un tapón seco y mezclar intensamente (sacudiendo con energía), se deja reposar durante algunos minutos, y se procede al filtrado empleando un papel filtro seco. Despreciar (no se tienen en cuenta) los primeros 25 ml del filtrado.
En el procedimiento de determinación del contenido de sacarosa se suceden las tres siguientes etapas:
3.1.Polarización directa: Determinar la rotación óptica del filtrado a 20 ± 2ºC.
3.2.Inversión: Introducir mediante una pipeta, en un matraz graduado de 50 ml, un volumen de 40 ml del filtrado obtenido de la manera indicada anteriormente. Seguidamente se añaden 6 ml de ácido clorhídrico 6,35 N, introduciendo el matraz en baño de agua a 60 ºC durante 15 minutos, sumergiéndolo hasta el borde (nacimiento) del cuello. Mezclar por rotación durante los 5 primeros minutos, al final de los cuales el contenido deberá haber alcanzado la temperatura del baño. Enfriar a 20 ºC y completar hasta 50 ml con agua destilada (PA) a 20 ºC, mezclar y dejar reposar 1 hora a esta temperatura.
3.3.Polarización después de la inversión: Determinar el poder rotatorio de la solución invertida a 20 ± 2 ºC, teniendo en cuenta que cuando la temperatura del líquido en el tubo de polarización difiera en más de 0,2 ºC de la temperatura de 20 ºC durante la medida, se deberá aplicar la corrección de la temperatura indicada en el apartado de cálculos de resultados.

Expresión de los resultados.

1.Riqueza en sacarosa: Existen las dos fórmulas siguientes:

I) v = (1,08 x F + 1,55 x P) x W/ 100

II) S = 100 x D x I x 5/4 /Q x (V- v)/ V x V/ L x W
teniendo en cuenta la siguiente nomenclatura:

S = Cantidad de sacarosa.
W = peso de la muestra en gramos.
P = porcentaje de proteínas (N x 0,38) de la muestra.
F = porcentaje en materia grasa de la muestra diluida antes de filtrar.
V = volumen en mililitros de la muestra diluida antes de filtrar.
D = lectura polarimétrica directa (polarización antes de la inversión).
I = lectura polarimétrica después de la inversión.
L = longitud en decímetros del tubo de polarímetro.
Q = factor de inversión cuyos valores se indican más adelante.

Pesando exactamente 40 g de leche condensada, y utilizando un polarímetro con luz de sodio provisto de escala en grados de ángulo y un tubo de 2 cm de longitud, el contenido en sacarosa de las leches condensadas normales (C = 9) a 20 ± 0,1 ºC, se puede calcular con la siguiente fórmula:

S= (D-5/4 x I) x (2,833 – 0,00612 x F – 0,00878 x P)

En el caso de que la medida de la polarización después de la inversión se efectúa a una temperatura diferente a 20 ºC, las cifras obtenidas se deben multiplicar por la siguiente expresión:

[I + 0,0037 x (T – 20)]

2.Valores del factor de inversión Q: Las fórmulas siguientes dan valores precisos de Q para diversas clases de luz con correcciones, si es necesario, para la concentración y la temperatura. Se establecen las siguientes fórmulas:

-Luz de sodio y polarímetro con escala en grados de ángulo:

Q = 0,8825 + 0,0006 x (C – 9) – 0,0033 x (T – 20)

-Luz verde de mercurio y polarímetro con escala en grados de ángulo:

Q = 1,0392 + 0,0007 x (C-9) - 0,0039 x (T – 20)

-Luz blanca con filtro de dicromato y sacarímetro con escala sacarimétrica:

Q = 2,549 + 0,0017 x (C-9) – 0,0095 x (T-20)

Teniendo en cuenta en las fórmulas precedentes la nomenclatura siguiente:

C = porcentaje de azúcares totales en la solución invertida, según lectura polarimétrica.
T = temperatura de la solución invertida en la lectura del polarímetro.

El porcentaje de azúcares totales (C) en la solución invertida se puede calcular a partir de la lectura directa y de la variación después de la inversión según el método habitual, utilizando los valores usuales de rotación específica de sacarosa, de lactosa y de sacarosa invertida. La corrección 0,0006 (C – 9), etcétera, no es exacta más que cuando C es aproximadamente igual a 9. En el caso de la leche concentrada normal esta corrección se puede despreciar, por ser C próximo a 9.

Por otra parte, las variaciones en la temperatura de 20 ºC influyen escasamente en la lectura de la polarización directa. Por el contrario, diferencias de más de 0,2 ºC, en la lectura de polarización después de la inversión necesitan una corrección. La corrección -0,003 (T-20), etc., no es exacta más que para temperaturas comprendidas entre 18ºC y 22ºC.

La diferencia entre los resultados de dos determinaciones efectuadas simultáneamente, o una inmediatamente después de la otra, realizadas por el mismo analista, no debe ser mayor de 0,3 g de sacarosa para 100 g de leche condensada.

Referencias.

-Norma Internacional FIL-IDF 35: 1966.
-Métodos Oficiales de Análisis en Alimentaria: Leche y Productos Lácteos. Montplet & Esteban, 1987.



José Luis Ares Cea (coordinador de la Planta Piloto de Lácteos, Consejería de Agricultura y Pesca)

viernes, 28 de febrero de 2014

LABORATORIO: DICROMATO POTÁSICO EN LECHE-1

Continuando con los métodos oficiales de análisis de los productos lácteos, se expone seguidamente la metodología analítica para la determinación de la presencia de dicromato potásico en la leche.

Principios y fundamentos metodológicos. 

La determinación se realiza en las cenizas de la leche, por reducción de los cromatos mediante una solución de sulfato ferroamónico (sal de Mohr), de fórmula Fe(NH4)2(SO4)2.6H2O, y cuyo exceso se valora con potasio permanganato.

Reactivos necesarios.
-Ácido sulfúrico al 96% (PA), con densidad de 1,84.
-Agua destilada (PA).
-Hierro II y amonio sulfato 6-hidrato (PA).
-Potasio permanganato 0,05 N.

La solución acuosa de sal de Mohr de 8 gramos por litro (hierro II y amonio sulfato 6-hidrato), para valorar en el momento de su empleo, se estabiliza por adición de 12 ml de ácido sulfúrico (PA) por litro.
De la solución valorada de potasio permanganato 0,02 N, 1 ml corresponde a 0,00098 g de Cr2O7K2. En un matraz aforado de 250 ml se introducen 100 ml de potasio permanganato 0,05 N, se diluyen, se enrasa con agua destilada (PA), y se determina el factor de la solución 0,02 N resultante.

Procedimiento analítico.

Lavar sucesivamente con agua destilada (PA) hasta agotar las cenizas; a continuación, se añade una solución acuosa de ácido sulfúrico al 5% (en volumen), hasta obtener un total de 25-30 ml de líquido. Seguidamente se recoge en un vaso para su valoración; se añaden unos 5 ml de ácido sulfúrico al 96% (PA), y 20 ml de la solución sulfúrica de sal de Mohr con la solución valorada de potasio permanganato 0,02 N hasta que se obtenga una coloración rosa permanente. Por otra parte, se debe valorar en las mismas condiciones 20 ml de la misma solución sulfúrica de sal de Mohr con la solución valorada de potasio permanganato 0,02 N.

Expresión de los resultados.

El contenido de la leche en potasio dicromato, expresado en porcentaje en peso, es igual a:

Potasio dicromato (en %) = 0,098 x (V'-V)/ P
teniendo en cuenta la siguiente nomenclatura:

V = volumen en ml de potasio permanganato empleados en la valoración del exceso de sal de Mohr.
V´= volumen en ml de potasio permanganato empleados en la prueba en blanco.
P = peso en gramos de la leche empleada en la determinación de las cenizas.

Referencias.

-Métodos Oficiales de Análisis en Alimentaria: Leche y Productos Lácteos. Montplet & Esteban, 1987.



José Luis Ares Cea (coordinador de la Planta Piloto de Lácteos, Consejería de Agricultura y Pesca)

jueves, 27 de febrero de 2014

LABORATORIO: ACIDEZ DE LA LECHE-2

Continuando con los métodos oficiales de análisis de los productos lácteos, se expone seguidamente la metodología analítica para la determinación de la acidez en la leche en polvo.

Principios y fundamentos metodológicos.

Se entiende por acidez en la leche en polvo el contenido aparente en ácidos, expresado en gramos de ácido láctico por 100 gramos de leche en polvo, determinado por el procedimiento expuesto a continuación, que se corresponde con el descrito en la norma UNE 34.101 del Instituto Nacional de Racionalización del trabajo. El método es aplicable a las leches en polvo, entera y desnatada. 
Una determinada cantidad pesada de leche en polvo disuelta en agua se valora con una solución de sosa empleando fenolftaleína como indicador hasta igualarla en color con otra cantidad igual de leche en polvo disuelta y mezclada con rosanilina acetato.

Material y aparatos utilizados.
-Cápsulas de porcelana blanca de aproximadamente 100 ml de capacidad.

Reactivos necesarios.
-Ácido acético glacial (PA).
-Agua destilada (PA).
-Alcohol etílico del 96% (v/v).
-Fenolftaleína (PA).
-Rosanilina acetato.
-Sodio hidróxido 0,1 N.

La utilización del sodio hidróxido se puede hacer con una concentración 0.1 N o mediante el empleo de una solución 0,111 N (N/9), exento de carbonato.
Para preparar la solución indicadora de fenolftaleína, se disuelve un gramo de fenolftaleína (PA) en un volumen de 110 ml de alcohol etílico al 96% (v/v), añadiendo sodio hidróxido 0,1 N, hasta que una gota dé una débil coloración rosa, y entonces se completa hasta 200 ml con agua destilada (PA).
La solución concentrada de rosanilina acetato se prepara disolviendo 0,12 g de este reactivo en un volumen de 50 ml de alcohol etílico al 96% (v/v) que contenga 0,5 ml de ácido acético glacial (PA), y se completa hasta 100 ml con alcohol etílico al 96% (v/v).
La solución diluida de rosanilina acetato se prepara diluyendo 1 ml de solución concentrada de este reactivo hasta 500 ml, mediante una mezcla, a partes iguales en volumen, de agua destilada (PA) y alcohol etílico al 96% v/v. Las soluciones de rosanilina acetato deben conservarse en la oscuridad en frascos herméticos cerrados con tapones de caucho.

Procedimiento analítico.

En dos cápsulas de porcelana blanca de una capacidad aproximada de 100 mililitros, se pesa 1 gramo de leche en polvo, en cada una; a continuación, se añaden 10 ml de agua destilada (PA), hirviente, en ambas cápsulas, agitándose mediante el uso de una varilla de vidrio con la extremidad aplastada hasta obtener un líquido perfectamente homogéneo, y entonces se deja enfriar durante 10 minutos. Seguidamente, se añade 1 ml de la solución diluída de rosanilina acetato a una de las cápsulas, y se mezcla; por otra parte, se añade, gota a gota, 1 ml de la solución de fenolftaleína (PA) a la otra cápsula, agitando enérgicamente durante todo el tiempo, valorando con una solución de sodio hidróxido 0,1 N hasta obtener una coloración igual a la primera. El tiempo empleado en la valoración no ha de exceder de 20 segundos y ésta operación debe efectuarse con una luz difusa.

Expresión de los resultados.

El número de mililitros consumidos de solución de sodio hidróxido 0,111 N (N/9) representa la acidez de la muestra, expresada en gramos de ácido láctico por 100 gramos de leche en polvo. En el caso de que se utilice la solución 0,1 N (N/10), entonces el número de mililitros, gastados en la valoración, multiplicado por 0,9 da el mismo porcentaje de acidez.

Referencias.

-Instituto Nacional de Racionalización del Trabajo. Una norma española (UNE) 34.101.
-Métodos Oficiales de Análisis en Alimentaria: Leche y Productos Lácteos. Montplet & Esteban, 1987.



José Luis Ares Cea (coordinador de la Planta Piloto de Lácteos, Consejería de Agricultura y Pesca)

miércoles, 19 de febrero de 2014

LABORATORIO: GRASA DE LA LECHE-1

Dentro de esta sección del blog dedicada a los procedimientos y métodos de análisis de alimentos en las instalaciones de los laboratorios de control de calidad, se inicia esta serie con los diferentes productos procedentes de las explotaciones lecheras y de los elaborados en industrias y empresas lácteas artesanales. En esta primera entrada se expone la metodología analítica de la materia grasa de las leches natural, certificada, higienizada y esterilizada, enteras o parcialmente desnatadas.

Principios y fundamentos metodológicos.
Este método es aplicable a las leches natural, certificada, higienizada y esterilizada, enteras o parcialmente desnatadas, tal como se definieron en el antiguo Reglamento de Centrales Lecheras y otras industrias lácteas. En este sentido, se entiende por contenido en materia grasa de estos distintos tipos de leche, el porcentaje (expresado en masa) de las sustancias determinadas por el procedimiento expuesto a continuación, que corresponde al descrito en la norma FIL-1A: 1969 de la Federación Internacional de Lechería (FIL). El contenido en materia grasa se determina gravimétricamente, por extracción de la citada materia grasa de una solución alcohólico-amoniacal del tipo de leche de que se trate, mediante éter etílico y éter de petróleo, evaporación de los disolventes y pesado del residuo, según el principio del método de Röse-Gottlieb.

Material y aparatos utilizados.
-Balanza analítica.
-Probetas o matraces de extracción adecuados, provistos de tapones de vidrio esmerilado, de tapones de corcho y otros dispositivos de cierre inatacables por los disolventes utilizados. Los tapones de corcho serán de buena calidad y se tratarán semetiéndolos sucesivamente a extracciones con éter etílico y con éter de petróleo. Después se introducirán durante al menos 20 minutos, en agua a una temperatura de 60º C o superior, y se dejarán enfriar también en agua, con objeto de que ya estén saturados cuando se utilicen.
-Matraces de paredes delgadas y bases planas, de una capacidad de 150 a 250 ml.
-Estufa de desecación, bien ventilada y controlada termostáticamente (ajustada para que funcione a una temperatura de 102 ± 2ºC), o una estufa de desecación por vacío (temperatura 70-75 ºC, y presión inferior a 50 mm de mercurio: Hg).
-Materiales para facilitar la ebullición, exentos de materia grasa, no porosos ni deleznables al ser utilizados, como, por ejemplo, perlas de vidrio o trozos de carburo de silicio (el empleo de estos materiales es facultativo.

Reactivos necesarios.
Todos los reactivos deberán ser de calidad pura para análisis, y no dejar en la evaporación mayor cantidad de residuos que la autorizada para el ensayo en blanco. En caso necesario, los reactivos podrán destilarse de nuevo en presencia de 1 gr aproximadamente de mantequilla deshidratada por 100 mililitros de disolvente. El agua que se utilice deberá ser destilada o, por lo menos, de igual pureza que el agua destilada. 
Los reactivos necesarios son los siguientes:
-Agua destilada.
-Alcohol etílico del 96% (volumen/ volumen).
-Amonio hidróxido del 25% (en NH3).
-Cobre II sulfato 5-hidrato.
-Éter etílico.
-Éter de petróleo (40-60 º C).
-Potasio yoduro.

En el caso del amonio hidróxido del 25% (en NH3), puede tener una densidad aproximada a 20/4 de 0.910), o bien puede utilizarse una solución más concentrada, siempre que se conozca dicha concentración.
Se puede utilizar alcohol etílico del 96% (v/v) o, en su defecto, alcohol etílico desnaturalizado con alcohol metílico, metiletilcetona, benceno o éter de petróleo.
El éter etílico utilizado debe estar exento de peróxidos. En este sentido, para el ensayo de los peróxidos, hay que añadir a 10 ml de éter etílico mediante una pequeña probeta con tapón de vidrio, previamente enjuagada con un poco de éter, y 1 ml de solución al 10% de potasio yoduro recién preparada. A continuación ,se agita y se deja reposar durante 1 minuto, no debiendo aparecer coloración amarilla en ninguna de las dos capas. Asimismo, el éter etílico puede mantenerse exento de peróxidos, añadiendo una lámina de zinc húmeda, que deberá sumergirse completamente en una solución ácida diluida de cobre II sulfato 5-hidrato durante 1 minuto, y lavarse después con agua destilada. En este caso, hay que utilizar, por litro de éter etílico, una superficie de 80 cm2 aproximadamente de lámina de zinc cortada en bandas lo suficientemente largas para que lleguen por lo menos, hasta el centro del recipiente.
El éter de petróleo debe tener su punto de ebullición entre los 30º y 60º C, o en su defecto, hay que usar éter de petróleo 40-60 ºC.
El disolvente mixto, debe prepararse poco tiempo antes de su utilización, mezclando volúmenes iguales de éter etílico y éter de petróleo. Asimismo, la mezcla de disolventes se podrá sustituir en aquellos casos en que su utilización esté prevista por éter etílico o por éter de petróleo.

Procedimiento analítico.
1.Preparación de la muestra: Previamente conseguir que la muestra alcance una temperatura de 20 ºC, mezclándola cuidadosamente a continuación hasta obtener una distribución homogénea de la materia grasa. Se debe evitar agitar muy enérgicamente para evitar la formación de espuma en la leche o el batido de la materia grasa. En el caso de que resultase dificultoso dispersar la capa de nata se puede calentar lentamente hasta alcanzar los 35-40 ºC, mezclando cuidadosamente y teniendo la precaución de reincorporar a la muestra la nata que pudiera haberse adherido a las paredes del recipiente. Seguidamente hay que enfriar la muestra hasta alcanzar la temperatura ambiente; también puede utilizarse un homogeneizador apropiado para facilitar la dispersión de la grasa. Conviene tener presente que si la materia grasa líquida se separase del resto de componentes, o si se observase la presencia de partículas blancas de forma irregular adheridas a las paredes del recipiente que contiene la muestra, los resultados obtenidos en el procedimiento de análisis serán incorrectos.
2. Ensayo en blanco: Se realiza al mismo tiempo que se determina el contenido en materia grasa de la muestra, empleando 10 ml de agua destilada en lugar de la muestra de leche, siendo el resto del procedimiento idéntico al que se ha descrito anteriormente, es decir, se utiliza el mismo tipo de aparato de extracción, e iguales cantidades de reactivos. Si el resultado obtenido en el ensayo en blanco excediese de 0,5 mg, entonces será necesario comprobar la calidad de los reactivos utilizados y, en su caso, deberán sustituirse o purificarse aquellos no adecuados para esta técnica analítica.
3.Determinación del parámetro composicional: Previamente hay que secar el matraz, empleando perlas de vidrio o trozos de carburo de silicio, con objeto de facilitar la ebullición moderada, durante la subsiguiente eliminación de los disolventes, en la estufa durante un intervalo de media a una hora. A continuación, se deja enfriar el matraz hasta la temperatura ambiente de la balanza y, una vez enfriado, se procede a su pesaje con una aproximación de 0,1 mg; luego, se invierte tres o cuatro veces el recipiente que contiene la muestra preparada y se pesa inmediatamente en el aparato de extracción, directamente o por diferencia de 10 a 11 gramos de la muestra bien mezclada, con una aproximación de 1 mg. Se añaden 1,5 ml de la solución de amonio hidróxido 25% (en NH3), o un volumen equivalente de una solución más concentrada, mezclando convenientemente. Añadir 10 ml de alcohol etílico 96% (v/v), y mezclar suavemente, de modo homogéneo, manteniendo abierto el aparato de extracción. Añadir 25 ml de éter etílico, cerrar el aparato y agitarlo vigorosamente, invirtiéndolo varias veces, durante 1 minuto. Si es necesario, enfriar el aparato con agua corriente. Quitar el tapón cuidadosamente y añadir 25 ml de éter de petróleo, utilizando los primeros mililitros para enjuagar el tapón y el interior del cuello del aparato, dejando que los líquidos de los enjuagues penetren en el último. Cerrarlo, volviendo a colocar el tapón y agitarlo e invertirlo repetidamente durante 30 segundos. En el caso de que no esté previsto utilizar la centrifugación, hay que evitar agitar la muestra muy enérgicamente. Dejar el aparato en reposo hasta que la capa líquida superior esté completamente límpida y claramente separada de la fase acuosa. Si se utiliza una centrífuga cuyo motor no sea trifásico, podrían producirse chispas, siendo necesario tomar las debidas precauciones para evitar una explosión o un incendio debido a la presencia de vapores de éter ocasionada, por ejemplo, por la rotura de un tubo de vidrio dentro del aparato. Siempre es conveniente quitar el tapón y enjuagarlo, y también el interior del cuello del aparato, con unos mililitros de la mezcla de disolventes, dejando que los líquidos de los enjuagues penetren en el aparato. Hay que trasvasar con cuidado el contenido del matraz, lo más completamente posible, por decantación de la capa superior de decantación o con la ayuda de un sifón; si el trasvase no se efectúa mediante sifón, puede ser necesario añadir un poco de agua destilada para incrementar la separación entre las dos capas, con objeto de facilitar la decantación. Enjuagar el exterior e interior del cuello del aparato, o el extremo y la parte inferior del sifón, con algunos ml de la mezcla de disolventes. Dejar deslizar los líquidos de enjuague del exterior del aparato dentro del matraz y los del interior del cuello y del sifón, dentro de aparato de extracción. Seguidamente, hay que proceder a realizar una segunda extracción repitiendo las operaciones ya descritas, desde la adición del éter etílico, pero utilizando solo 15 ml de éter etílico y 15 ml de éter de petróleo. Efectuar una tercera extracción procediendo como se ha indicado anteriormente, pero omitiendo el enjuague final. Eliminar con cuidado por evaporación o destilación la mayor cantidad posible de disolvente, incluido el alcohol etílico. Si el matraz es de pequeña capacidad será necesario eliminar un poco de disolvente después de cada extracción de la manera antes indicada. Cuando ya no subsista olor a disolvente, calentar el matraz, tumbado, durante 1 hora en la estufa. Dejar que el matraz se enfríe hasta la temperatura ambiente de la balanza como se indicó y pesar con una aproximación de 0,1 mg. Repetir la operación calentando a intervalos de 30 y 60 minutos hasta obtener una masa constante. Añadir de 15 a 25 ml de éter de petróleo para comprobar si la materia extraída es totalmente soluble. Calentar ligeramente y agitar el disolvente mediante un movimiento rotatorio hasta que toda la materia grasa se disuelva. Si la materia extraída es totalmente soluble en el éter de petróleo, la masa de materia grasa de la leche analizada será la diferencia entre las pesadas efectuadas. En caso contrario o de duda, extraer completamente la materia grasa contenida en el matraz, mediante lavados repetidos con éter de petróleo caliente, dejando que se deposite la materia no disuelta antes de cada decantación. Enjuagar tres veces el exterior del cuello del matraz. Calentar el matraz, tumbado, durante 1 hora en la estufa, y dejar que se enfríe hasta la temperatura ambiente de la balanza, como lo indicado anteriormente, y proceder a su pesaje con una aproximación de 0,1 miligramo.

Expresión de los resultados.
La masa, expresada en gramos, de la materia grasa extraída es:
(M1 - M2) - (B1 - B2)
y el contenido en materia grasa de la muestra, expresado en porcentaje de la masa es:
(M1 - M2) - (B1 - B2) x 100 / S,
siendo estos valores los siguientes:

M1 = masa, en gramos, del matraz M, que contiene la materia grasa después de desecar hasta masa constante.
M2 = masa, en gramos, del matraz M, sin materia grasa, o en el caso de presencia de materias insolubles, después de extraer completamente la materia grasa.
B1 = masa,, en gramos, del matraz B, del ensayo en blanco, después de desecar hasta masa constante.
B2 = masa, en gramos, del matraz B, o en el caso de presencia de materias insolubles, después de extraer completamente la materia grasa.
S = masa, en gramos, de la cantidad de muestra utilizada en la determinación analítica.

Los valores obtenidos por este procedimiento analítico serán válidos si la diferencia entre los resultados de dos determinaciones repetidas, hallados en pruebas simultáneas o realizadas una inmediatamente después de otra, por el mismo analista o técnico de laboratorio, no sobrepasa los 0,03 gramos de materia grasa de 100 gramos de producto analizado.

Referencias.
-Norma Internacional FIL-IDF 1A: 1969.
-Métodos Oficiales de Análisis en Alimentaria: Leche y Productos Lácteos. Montplet & Esteban, 1987. 


José Luis Ares Cea (coordinador de la Planta Piloto de Lácteos, Consejería de Agricultura y Pesca)

jueves, 4 de julio de 2013

PUBLICACIÓN: REVISTA 2007-2 PARÍS (FRANCIA)

Título: EFFECT OF NUTRITION-GENOTYPE INTERACTION ON PROTEIN AND CASEIN SYNTHESIS IN GOAT MILK OF THE MALAGUEÑA BREED.
Revista: Options Méditerranéennes.
Temática: Sector caprino, Razas autóctonas, Cabra Malagueña, Nutrición, Genética, Diseño de dietas, Leche de cabra, Composición, Síntesis de proteínas y caseínas, Efectos de la interacción.
Claves: ganadería, sector caprino, cabra Malagueña, nutrición, diseño de dietas, genética, genotipos, composición proteica, Andalucía.
Contenidos: Resumen, Introducción, Material y Métodos, Resultados y discusión, Conclusiones, Bibliografía.
Ilustraciones: Figuras, tablas.
Autoría: G. De la Torre, J.M. Serradilla, J.L Ares, M. Rodríguez Osorio y M.R. Sanz Sampelayo.
Editorial: International Centre for Advanced Mediterranean Agronomic Studies (CIHEAM).
Lugar de publicación: París (Francia).
Volumen/ número: Serie A/ 74.
Páginas inicial/ final: 123/ 127.
Idioma: inglés.
Año: 2007.




Fuente: Circular informativa (2008). Asociación de Queseros Artesanos de Andalucía (AQAA). Manuel Peña Párraga (presidente). Sede AQAA: Baena (Córdoba, España)