lunes, 27 de julio de 2015

REFRANERO QUESERO-92

"Para disfrutar, el queso acompañado debes tomar"


Fuente: La actividad quesera, por su antigüedad y su amplia distribución geográfica en la mayoría de los países del mundo, cuenta con un refranero muy rico, donde las frases, dichos, comentarios, consejos, experiencias, se entremezclan armoniosamente con los nombres de las tareas realizadas diariamente y con las singulares denominaciones que identifican a los útiles y aperos tradicionales empleados en las distintas regiones rurales. Muchas de estas frases son de origen desconocido, por lo que al publicarlas en esta sesión del blog, es mi intención difundirlas entre los que trabajan en este sector y en la sociedad en su conjunto, a modo de modesto pero merecido reconocimiento a sus creadores y, al mismo tiempo, conservar estas auténticas joyas de la sabiduría popular para hacerlas llegar a las generaciones presentes y futuras. Incluso, ocasionalmente, se presentan en este refranero quesero, algunas aportaciones personales, con gran osadía por mi parte (José Luis Ares).

jueves, 23 de julio de 2015

INVESTIGACIÓN: EFECTO ACEITES VEGETALES DIETA CABRA MALAGUEÑA (ESPAÑA)

En un trabajo de investigación se ha estudiado la adición de aceites vegetales con distintos grados de insaturación a las dietas de cabras en lactación, y su efecto sobre la digestibilidad y la producción y composición de la leche.

El contenido de lípidos de las dietas comunes de los rumiantes (2-5%) puede elevarse para aumentar la concentración energética de la ración alimentaria, reducir el riesgo de acidosis ruminal y la caída de la grasa láctea, o modificar los ácidos grasos absorbidos en el intestino delgado y depositados en sus productos. El incremento del contenido graso de la dieta requiere la adición de materias primas especialmente ricas en lípidos o fuentes de grasa. La adición de fuentes de grasa protegidas mediante procedimientos físicos o químicos (encapsulación, hidrogenación, sales de calcio, acilamidas) a la dieta de los rumiantes permite incrementar la cantidad de ácidos grasos dietarios disponibles para la absorción intestinal a la par que se reducen los efectos negativos sobre la población microbiana ruminal.

Por el contrario, la inclusión de lípidos no protegidos (semillas oleaginosas, aceites y grasas) en la dieta puede afectar negativamente a la población microbiana del rumen y, por tanto, a la digestión de la dieta y el suministro de sustratos a la glándula mamaria para la síntesis de la leche. Una amplia revisión realizada por Martínez Marín y colaboradores (2011) ha permitido constatar que un aporte igual o inferior a 4% de grasa extra en la dieta no suele afectar negativamente la digestibilidad total de los carbohidratos fibrosos, con independencia del grado de insaturación, forma de presentación y procesado de la fuente de grasa (33 tratamientos sin efecto sobre un total de 40). Cuando la cantidad de grasa extra es mayor de 4%, la ocurrencia de un efecto negativo es más probable (19 tratamientos sobre un total de 32). 

La mayoría de los trabajos de investigación que han reportado el efecto del suministro de fuentes de grasa no protegidas a hembras rumiantes lecheras sobre la digestibilidad de la dieta se han realizado con vacas en lactación; mientras que el número de investigaciones similares realizadas con cabras en lactación es menor. No obstante, se ha comprobado que la adición de aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados (AGI) a la dieta tiene efectos diferentes sobre la producción y composición de la leche según se trate de vacas, ovejas y cabras. En este sentido, algunos investigadores señalan que la mayor velocidad de tránsito ruminal característica de las ovejas y las cabras podría atenuar el efecto negativo de los AGI sobre la digestión ruminal y la producción de sustratos para la glándula mamaria (Sanz Sampelayo y colaboradores, 2007). Por otra parte, la mayor velocidad de tránsito reduciría la producción ruminal de isómeros del ácido linoleico conjugado (CLA) que tienen efectos metabólicos directos sobre la síntesis de grasa láctea (Chilliard y colaboradores, 2003), como por ejemplo, el 18:2trans-10,cis-12, y 18:2trans-9,cis-11 (Shingfield y Griinari, 2007).

En los ensayos realizados en este trabajo los animales fueron mantenidos de acuerdo con la normativa española de protección de animales de experimentación (Real Decreto 1201/2005, de 10 de octubre, sobre protección de los animales utilizados para experimentación y otros fines científicos). Se utilizaron 12 cabras de raza Malagueña (45±5 días de lactación, y 47,2±4,2 kg de peso vivo inicial), alojadas individualmente en jaulas de 1,0 x 1,4 metros, con suelo permeable a los excrementos y dotadas de comederos y bebederos independientes. El régimen de iluminación fue de 16 horas y la climatización aseguró condiciones termoneutras en el alojamiento. En los meses previos al comienzo de las experiencias todos los animales fueron vacunados y revacunados frente a agalaxia contagiosa, mastitis gangrenosa, enterotoxemia y septicemia hemorrágica. El ordeño se realizó individualmente, una vez al día, a las 8:30 horas, utilizando el sistema de ordeño mecánico instalado en el alojamiento. Al finalizar el ordeño, la leche residual se extrajo mediante ordeño manual. La ración se formuló de acuerdo con las recomendaciones de NRC (2007), se preparó diariamente para cada una de las cabras y se repartió en dos comidas iguales a las 9:30 y 16:00 horas.

Los animales fueron asignados al azar a uno de cuatro tratamientos: sin aceite añadido a la dieta y adición de 48 g/d de aceite de girasol alto oleico, aceite de girasol normal o aceite de lino (dietas CONTROL, GAO, GN y LIN, respectivamente). La dieta base estuvo compuesta por heno de alfalfa y un concentrado granulado en proporción 30/70. La composición del concentrado fue (en g/kg): 375,0 de maíz, 374,9 cebada, 200,0 harina de soja, 30,0 de premezcla de vitaminas y minerales, 20,0 aglomerante, y 0,1 de antioxidante. Los concentrados de los tratamientos con aceite incluyeron 3,85%, sobre peso seco al aire, de uno de los tres aceites. El suministro de concentrado en cada dieta se ajustó de acuerdo con el contenido de aceite para un aporte igual de nutrientes en todos los tratamientos con excepción de la grasa extra. El contenido de energía metabolizable y proteína metabolizable calculado de acuerdo con NRC (2007) fue 2,67 Mcal/kg y 123 g/kg en la dieta CONTROL, y 2,77 Mcal/kg y 119 g/kg en las dietas GAO, GN y LIN. El período experimental duró 21 días, incluyendo la adaptación a los tratamientos y la toma de muestras.

El peso vivo (PV) de las cabras se controló al comienzo y al final del período experimental mediante una báscula, con una precisión de ±0,1 kg. Las pesadas se realizaron siempre inmediatamente después del ordeño y antes de la primera comida del día. El consumo de alimentos se registró diariamente para cada animal y se calculó como la diferencia entre la ración ofrecida y los residuos recogidos en el comedero al día siguiente, antes de la comida de la mañana. Los ingredientes de la dieta fueron muestreados al comienzo del experimento y almacenados junto a los residuos a –20 ºC hasta el análisis. La digestibilidad se determinó utilizando cromo como indicador externo. El cromo fue ligado a harina de trigo mezclando homogéneamente ésta con dicromato potásico diluido en agua y calentando la masa húmeda obtenida, protegida del contacto con el aire, durante 24 horas en estufa a 100 ºC. El producto así preparado se añadió al concentrado en una cantidad de 2%. La recolección de heces de recto se realizó durante cuatro días a intervalos de cuatro horas, atrasando la recogida una hora cada día. Muestras de 25 g de heces se desecaron en estufa a 103 ºC, posteriormente se mezclaron alícuotas de las muestras de cada cabra para obtener una muestra compuesta para el análisis. El contenido de cromo del concentrado y las heces se determinó por colorimetría. La digestibilidad se calculó según la fórmula: Digestibilidad = 100 – [100 * (%indicador en el alimento / %indicador en las heces) * (%nutriente en las heces / %nutriente en el alimento)].

Los procedimientos descritos por AOAC (2006) fueron utilizados para determinar la materia seca (MS) y la fibra bruta en los alimentos, los residuos y las heces, y las cenizas, la proteína bruta (PB) y la grasa por hidrólisis ácida previa (GHA) en los alimentos y las heces. La fibra neutrodetergente (FND) fue analizada por el método de Van Soest y col. (1991). El almidón se determinó por polarimetría. Los carbohidratos no fibrosos (CNF) fueron calculados por diferencia. Los ácidos grasos de los aceites fueron metilados de acuerdo con ISO (2000) y cuantificados por cromatografía gaseosa mediante el procedimiento descrito por ISO (1990). El último día del período experimental se recogieron dos muestras de leche de cada animal. Una muestra se utilizó para la determinación de la composición química, mediante análisis en un Milko-Scan FT120 calibrado para leche de cabra. La muestra restante se conservó congelada a –20 ºC. La producción individual de leche se midió en cada uno de los tres últimos días del período experimental y se expresó en una base de 24 h.

El estudio estadístico se realizó con el procedimiento GLM de SAS 9.1. El modelo utilizado para el análisis de los datos de digestibilidad fue: Yij = μ + αi + εij, donde Yij = variable dependiente; μ = media general; αi = efecto del tratamiento (i = 1 a 4); εij = error residual. El modelo utilizado para el análisis de los datos productivos fue: Yij = μ + αi + βXij + εij, donde Yij = variable dependiente; μ = media general; αi = efecto del tratamiento (i = 1 a 4); βXij = covariable (valor preexperimental de la variable dependiente); εij = error residual. La comparación de las medias se realizó por el test de Tukey. El nivel de significación se estableció en P < 0,05 en todas las pruebas. Los resultados presentados en los cuadros están expresados como medias de mínimos cuadrados, ajustados por la covariable en el caso de los datos productivos.

Los resultados obtenidos indican un consumo de aceite inferior al previsto (48 g/d), si bien no se apreciaron diferencias significativas (P > 0,05) entre tratamientos: 42,2, 44,2 y 40,9 g/d (EE = 4,5), en los tratamientos GAO, GN y LIN, respectivamente. Por otro lado, el consumo de AGI fue claramente mayor en las dietas con aceite añadido y hubo diferencias apreciables entre estas en el grado de insaturación de la grasa aportada. El ácido oleico representó casi el 50% de los ácidos grasos totales aportados por la dieta GAO. El ácido linoleico supuso en torno a 40% de los ácidos grasos totales aportados por la dieta GN, duplicando el contenido de ácido oleico. En la dieta LIN, el aporte de ácido α-linolénico fue ligeramente mayor que el del ácido linoleico y, a su vez, el aporte de ácido oleico fue menos de la mitad del de éste. 

En cuanto a los resultados de consumo, excreción fecal y digestión de los componentes de las dietas y coeficientes de digestibilidad total aparente de estos, no se detectaron diferencias significativas (P > 0,05) por efecto del tratamiento en el consumo de los componentes de la dieta ni en los parámetros digestivos calculados a partir del coeficiente de digestibilidad total aparente, con excepción de la GHA. La cantidad consumida y digerida y el coeficiente de digestibilidad total aparente de la GHA fueron significativamente mayores (P < 0,05) en las dietas con aceite añadido. El almidón fue completamente digerido, hallándose la cantidad en heces por debajo del límite de capacidad de detección del método analítico (< 5% MS). Los contenidos de nutrientes digestibles totales (NDT) y la energía metabolizable (EM) de las dietas, calculados a partir de los datos de digestibilidad, no fueron significativamente distintos (P > 0,05) entre los tratamientos.

Por otra parte, los tratamientos no afectaron significativamente (P > 0,05) al consumo de materia seca (CMS) total, al consumo de concentrado, a la producción lechera ni a la composición de la leche. El consumo de heno de alfalfa fue significativamente mayor en los tratamientos CONTROL y GN, menor en el tratamiento LIN e intermedio en el tratamiento GAO. Aunque el contenido de grasa láctea no mostró diferencias significativas entre los tratamientos (P > 0,05), se observaron diferencias numéricas paralelas a las diferencias observadas en el consumo de heno de alfalfa. El porcentaje graso fue numéricamente mayor en los tratamientos CONTROL y GN, menor en el tratamiento LIN e intermedio en el tratamiento GAO.

La ausencia de efectos negativos de la adición de los aceites a la dieta control sobre la digestión de la PB es un hallazgo común en los experimentos de digestibilidad. De forma general, la inclusión de fuentes de grasa no protegidas en la dieta de los rumiantes no afecta o aumenta la digestibilidad aparente de la PB. Algunos autores indican que los lípidos no protegidos no afectan al flujo duodenal de nitrógeno no amoniacal ya sea de origen microbiano o dietético, por lo que el efecto de los lípidos sobre la degradación de la PB en el rumen y la síntesis microbiana es mínimo. Sin embargo, otros autores observaron que la adición de 4,5% de grasa extra en forma de aceite o semilla de soja a la dieta de cabras en lactación redujo la digestibilidad aparente de la PB, hecho atribuido a una menor degradación de la proteína dietética por reducción de los protozoos ruminales, y, por tanto, una mayor contribución de la misma al nitrógeno fecal. Por el contrario, Jouany (1996) observó que la reducción de la población protozoaria del rumen a menudo resulta en un aumento del número de bacterias y mayor entrada de proteína microbiana al intestino delgado; este hecho podría resultar también en una reducción de la digestibilidad aparente de la PB, pero la causa sería una mayor excreción fecal de nitrógeno microbiano no digerido.

La adición de fuentes de grasa no protegidas a la dieta de los rumiantes, especialmente aceites vegetales, se relaciona comúnmente con una reducción de la digestibilidad de las paredes vegetales. La causa estriba en el efecto negativo, bien conocido, de los aceites sobre los protozoos y las bacterias fibrolíticas. No obstante, la ausencia de efectos negativos de los aceites sobre la digestibilidad de la FND observada en el presente trabajo está de acuerdo con experimentos publicados en los que la adición de aceites con similar grado de insaturación (colza, soja y lino) a la dieta de ovejas y vacas fue inferior a 4% MS. Cuando la cantidad de grasa extra añadida a la dieta es superior a 4% MS, la ocurrencia de efectos negativos sobre la digestibilidad de la FND es más frecuente en todas las especies rumiantes con independencia del grado de insaturación. Por otro lado, una menor digestión ruminal de la FND compensada totalmente por la digestión posruminal no puede ser descartada en alguno de los tratamientos con aceite de nuestro trabajo a pesar del bajo nivel de grasa extra en la dieta. La ausencia de efectos negativos sobre la digestibilidad de los CNF en los tratamientos con aceite coincide con otros resultados obtenidos en cabras, bovinos y ovinos. Los valores obtenidos en todos los tratamientos del presente trabajo fueron muy altos y superiores a los observados por otros autores, probablemente debido a la elevada proporción de almidón en los CNF de nuestras dietas. Además, la digestibilidad total aparente de los CNF en los rumiantes es una función lineal de su contenido en la dieta. 

El aumento de la digestibilidad aparente de la grasa observado en los tratamientos con aceite comparados con el control está de acuerdo con Palmquist (1991). Este autor señaló que el aumento del consumo de grasa incrementa la digestibilidad aparente de los lípidos debido a la dilución de la grasa endógena fecal y los lípidos no saponificables de los alimentos pero ocasiona una disminución de la digestibilidad verdadera. En este sentido, debe señalarse que la digestibilidad intestinal de la grasa disminuye linealmente al aumentar su consumo debido principalmente a la baja digestibilidad del ácido esteárico, cuyo flujo duodenal se incrementa marcadamente en las dietas ricas en AGI por efecto de la biohidrogenación ruminal de estos.

Respecto a los resultados productivos obtenidos se constata la ausencia de efecto negativo de los tratamientos sobre el CMS, lo que concuerda con los trabajos de otros autores en cabras y en vacas. El efecto negativo de las fuentes de grasa sobre el CMS es más común en vacas. De acuerdo, con algunos autores, la inclusión de fuentes de grasa en la dieta podría reducir el CMS por un vaciado ruminal más lento como consecuencia de un efecto negativo sobre la digestión ruminal de las paredes vegetales, o a través de un efecto metabólico de los ácidos grasos de cadena larga aportados. En los trabajos en que se midió el efecto de las fuentes de grasa sobre la digestibilidad total de la FND y el CMS, la relación entre ambos parámetros fue contradictoria. Algunos autores no observaron diferencias en el CMS pero la digestibilidad total de la FND fue de media 24% inferior en los tratamientos con aceite añadido respecto al control; mientras que otros observaron que el aceite de soja redujo un 10% la digestibilidad total de la FND y 0,3 kg/d el CMS respecto a la dieta control; sin embargo, la semilla de soja molida no afectó a la digestibilidad de la FND pero redujo el CMS en la misma cantidad que el aceite. Por otro lado, otros trabajos en los que se incluyeron niveles crecientes de grasa extra en la dieta (hasta 9% de jabón cálcico de palma y 6% de sebo, respectivamente), sugieren que, si existe un efecto metabólico de la grasa sobre el CMS, el límite superior es más elevado que en vacas. En dichos trabajos, el consumo de grasa extra en relación al PV fue muy superior (3,6 y 2,4 g/kg, respectivamente) al que ocasiona reducción significativa del CMS en vacas (1,5 g/kg). 

Cuando se añaden fuentes de grasa a la dieta de cabras en mitad de la lactación, el único cambio observado usualmente es un incremento del contenido y la producción de grasa láctea. En el presente trabajo ni la producción de leche ni su composición fueron afectadas por los tratamientos. La ausencia de diferencias en la producción lechera entre el tratamiento CONTROL y los tratamientos con aceite, a pesar de que el CMS fue similar y el aporte de EM fue 3,7% mayor en los segundos, podría explicarse, al menos en parte, por diferencias en la digestibilidad intestinal de la grasa consumida como se ha mencionado más arriba. Algunos autores observaron en terneros que el valor de energía neta asignado comúnmente a la grasa es válido cuando la grasa consumida total es inferior a 1 g/kg PV. En el presente trabajo, el consumo total de grasa fue 0,85, 1,78, 1,95 y 1,61 g/kg PV (EE = 0,13) y la digestibilidad intestinal de aquella, aplicando la ecuación de Plascencia y col. (2003), fue 80,1, 72,4, 71,6 y 73,6% en los tratamientos CONTROL, GAO, GN y LIN, respectivamente. El hecho de que el contenido de grasa láctea fuera paralelo al menor consumo de heno de alfalfa en los tratamientos GAO y, sobre todo, LIN. Diversos autores indicaron que existe una relación clara entre la reducción del consumo de forraje, medido como consumo de fibra acidodetergente, y la disminución de contenido de grasa láctea en cabras, que estaría mediada por la disminución del tiempo de masticación, el pH ruminal y la ratio acetato/propionato. En cabras, varios investigadores han establecido que una ratio acetato/propionato adecuada favorece la síntesis de grasa láctea. 

Como conclusión general del presente trabajo se resume que en las condiciones de esta investigación, la inclusión de niveles moderados de aceite en la dieta de cabras en lactación no tuvo efectos negativos sobre la digestibilidad de los nutrientes ni los parámetros productivos, con independencia del grado de insaturación. Este hecho es ventajoso cuando el objetivo de suministrar aceite a los animales sea modificar el perfil de ácidos grasos de la leche.


Autoría: A.L. Martínez Marín y colaboradores (2012)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)

CULTURA CIENTÍFICA-6

La Investigación y el Desarrollo (I+D) son instrumentos que se han mostrado eficaces en el crecimiento económico de los países más avanzados. De hecho en 2013, Estados Unidos aumenta un 5% los fondos federales destinados a la I+D civil, Alemania casi el 6% y Francia aproximadamente un 2%, por citar solo algunos países; mientras que en España ocurre lo contrario, se recorta dicho presupuesto.

Esta situación supone un serio retroceso a la positiva evolución que ha tenido la I+D en España durante las dos últimas décadas. Si se analizan las cifras correspondientes al período comprendido entre 1994 y 2006, se constata que la I+D de las empresas españolas tuvo un crecimiento de un 430%, en moneda corriente, con incrementos anuales superiores al 20%. Asimismo, creció el número total de investigadores un 240% y, de ellos, los empresariales en un 360%; también crecieron las patentes, las publicaciones científicas y las exportaciones de bienes de equipo, por encima del 260%. Existen en España unas 12.000 empresas con actividades consolidadas de I+D: y más de un millar de grupos de investigación en el sector público, lo que demuestra un potencial nada desdeñable a la hora de generar conocimiento científico y de intervenir en los procesos de innovación. Aunque estas cifras pueden parecer modestas respecto a los sistemas de I+D de los países más avanzados, sin embargo, si se retrocediese por falta de políticas de apoyo a este sistema, no cabe duda de que se pondría en peligro la propia competitividad futura de la economía española (Mulet, 2013).

Muchos expertos recomiendan reforzar las políticas de apoyo al sistema de I+D, como posible salida de la crisis económica, aprovechando tanto la financiación pública como la privada, como ocurre en Estados Unidos, entre otros países. En el caso concreto de España, para Mulet (2013), el fomento de la I+D+i en estos momentos, debería basarse más que en la concesión de subvenciones directas, en otros instrumentos como la fiscalidad y la compra pública de tecnología innovadora. Mediante la fiscalidad se aumentaría el nivel de innovación por parte de las empresas, las que decidirían dónde, cómo y cuándo hacerlo. Con la compra pública de tecnología innovadora se conseguiría no solo fomentar la innovación , sino también obtener una mejora en los servicios públicos en beneficio del conjunto de la población española. Ambos instrumentos permitirían preservar de la crisis el núcleo del pequeño sistema de innovación creado en la época de bonanza económica.



José Luis Ares Cea (divulgador científico)

miércoles, 22 de julio de 2015

ESTADÍSTICAS COMERCIO SECTOR LÁCTEO 2014 ESPAÑOL

A continuación, se incluyen algunas cifras que muestran claramente el déficit de la balanza comercial de España relativa a los intercambios del sector lácteo con el resto del mundo, con cifras actualizadas a febrero de 2014 (en miles de euros). 

-Exportaciones totales = 133.676.
-Importaciones totales = 287.559.
-Saldo comercial = -153.883.
-Cobertura (en %) = 46,49.

Estas cifras reflejan que persiste el desequilibrio comercial del sector lácteo español con el resto del mundo.

Más información: Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT).



Fuente: Circular informativa (2015). Asociación de Queseros Artesanos de Andalucía (AQAA). María Jesús Jiménez Horwitz (presidenta). Sede AQAA: Jayena (Granada, España).
José Luis Ares Cea (asesor científico)

CULTURA CIENTÍFICA-5

Existen numerosos estudios e informes de expertos que analizan los efectos negativos de los recortes presupuestarios en materia de Investigación y Desarrollo (I+D), y sus nefastas consecuencias, en especial a medio y largo plazo. En otros campos las fluctuaciones en las políticas de inversión tienen una incidencia menor sobre las futuras estrategias. En el sector de la construcción en unos pocos meses se pueden levantar completamente partiendo de la nada grandes edificios, polígonos, naves, etc. Una fábrica de cualquier sector productivo que ha permanecido cerrada durante cierto tiempo se puede poner en marcha al día siguiente, tan solo con un mantenimiento adecuado de sus instalaciones y disponiendo de los recursos humanos necesarios. La presencia o ausencia de una empresa en un mercado se puede impulsar o corregir mediante un marketing agresivo...

Pero el caso de la I+D es diferente, ya que se requieren muchos años para conseguir que un técnico o un investigador trabaje a pleno rendimiento, y obtenga los resultados esperados, para mejorar las condiciones de funcionamiento de una empresa o la calidad de vida de los seres humanos. Ni que decir tiene lo que cuesta consolidar un grupo de investigación, un equipo científico o simplemente una línea de trabajo dentro de cualquier área temática o disciplina. En el caso de España, se estima que los recortes presupuestarios realizados en I+D durante los últimos tres años, tendrán negativas repercusiones durante, al menos, la próxima década. Asimismo, esta situación de escasez presupuestaria, tanto en recursos humanos como en equipamiento, afectará mayoritariamente a los grupos de I+D más pequeños, ya que los más potentes y consolidados podrán seguir funcionando aunque tengan que reorientar sus prioridades. Por otra parte, será cada vez más difícil que los grupos pequeños obtengan financiación en las convocatorias públicas debido a una competencia 'feroz' con los más grandes, salvo algunas excepciones debidas a apoyos puntuales por parte de las comunidades autónomas con interés en determinadas líneas de trabajo.

En una época de escasos recursos como la actual, Mulet (2013) propone estimular la capacidad de innovación de las empresas españolas a través de las acciones de I+D, cuyos efectos pueden notarse en períodos de tiempo más o menos cortos, incluso con resultados positivos tangibles para la salida de la crisis económica. En este sentido, afirma que la Investigación es fundamental para asegurar la propia sostenibilidad del sistema productivo español, haciendo especial hincapié en el apoyo al talento ya existente, aunque haya que dejar para más adelante la adopción de políticas de crecimiento basadas en la incorporación de nuevos recursos. Sin embargo, no hay que olvidar que el talento no aparece de repente dónde, cuándo y cómo pretenden las estrategias políticas.


José Luis Ares Cea (divulgador científico)

martes, 21 de julio de 2015

INVESTIGACIÓN: ARTRITIS ENCEFALITIS CAPRINA Y SALUD HUMANA (MÉXICO)

Existen trabajos de investigación cuyos resultados pueden generar alarma en la población en general, sino se explican convenientemente. No se trata de poner en duda la calidad del estudio realizado ni tampoco la experiencia del equipo científico, pero antes de su publicación hay que sopesar mucho sus posibles repercusiones en la sociedad y, muy especialmente, comprobar si existen trabajos de otros autores que hayan obtenido las mismas conclusiones. 

A continuación, se presenta un trabajo de investigación en el que se ha estudiado la incidencia de la artritis encefalitis caprina (AEC) y su posible relación con la salud humana en el municipio de Atlixco (Puebla, México). La AEC es una enfermedad propia de las cabras provocada por el virus de la Artritis Encefalitis Caprina (VAEC) perteneciente al genero de los Lentivirus de la familia Retroviridae, que está íntimamente relacionado con el virus de la neumonía progresiva ovina y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en el ser humano. 

El VAEC fue aislado por primera vez en 1980 en Estados Unidos (Crawford y Adams, 1981). Los Lentivirus del virus de la artritis encefalitis caprina (VAEC) inducen una inflamación progresiva crónica del tejido conectivo en cabras, manifestándose en artritis y mastitis. 

El presente trabajo fue realizado en el Laboratorio de Inmunología, Hospital de Pediatría, Centro Médico, Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en el Laboratorio de Hematología del Hospital Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. En este estudio se utilizaron 200 hembras de la raza caprina Saanen, de 3 a 4 años de edad, pertenecientes a una granja situada en el Municipio de Atlixco, Puebla. Las cabras se evaluaron clínicamente y serológicamente mediante la prueba de ELISA para determinar anticuerpos anti-VAEC (Instituto Pourquier-MAEDI-VISNA/CAEV SERODIAGNOSIS-Version P00302/02) y anti-virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) 1 y 2 (GRENSCREEN® HIV/2 versión 2 (BIO-RAD, 72278). Por otra parte se hicieron pruebas serológicas mediante la técnica ELISA a 77 niños de 12 años de edad que consumieron leche de cabra para identificar anticuerpos anti-VAEC y anticuerpos anti-VIH 1 y 2.

Los resultados del estudio clínico muestran la presencia de artritis en 34 animales de 4 años de edad, con tumefacción de las articulaciones, especialmente de los carpos, que dificultaron la movilidad de los animales y, por tanto, sus posibilidades de alimentación y producción. Los datos serológicos obtenidos mediante ELISA indirecta de las 200 muestras de suero caprino estudiadas indican la presencia de 74 animales que presentaron anticuerpos específicos contra el VAEC, observándose la distribución de dichos valores. El ELISA GENSCREEN® HIV 1 /2 versión 2 permitió en 11 cabras de las 74 anteriores del estudio identificar anticuerpos anti-VIH1 y anti-VIH2 debido a la reacción cruzada. Por su parte, Rimstad y colaboradores (1993) estudiaron 108 cabras lecheras, de las cuales 27 sueros fueron considerados seropositivos a la prueba de ELISA indirecta, lo que representó el 25% de los animales estudiados, siendo dicha prevalencia muy superior a la hallada en este trabajo, lo que estaría relacionado a la probable seroconversión tardía de los animales del presente estudio.

En el estudio serológico realizado a los 77 niños por medio de la técnica de ELISA (GRENSCREEN®HIV/2), la línea de corte fue 0,210, siendo negativas todas las muestras de los sueros humanos para HIV 1 y 2. Asimismo, se detectaron anticuerpos anti-VAEC/MV (Maedi Visna) en 51 niños y ningún niño presento anticuerpos para anti-VIH 1 y 2. En el estudio de los 77 sueros de niños, para detectar anticuerpos específicos contra el VAEC, se registraron 51 sueros positivos a VAEC y 26 sueros negativos, a partir de la línea de corte de 0,223.

Hotzel y Cheevers (2003) estudiaron una secuencia similar entre la glicoproteína de superficie (SU) gp 135 de los lentivirus maedi-visna y el virus de la artritis encefalitis caprina (VAEC) y la gp 120 del virus de la inmunodeficiencia humana (HIV-1). Louie y colaboradores (2003) establecieron una nueva relación y demostraron que algunas cabras, infectadas con VAEC, poseen anticuerpos específicos-gp 135, estableciendo una reacción cruzada con el gp 120 de diversas cepas de VIH y también muestran que la reacción cruzada de las inmunoglobulinas dependen del nivel de glicosilación. Esta información concuerda con los resultados de esta investigación donde se demuestra la reacción cruzada entre el VAEC y el VIH, a través de las gp 135 y gp 120.

Como conclusión general, se ha constatado que la reacción cruzada entre las glicoproteínas de superficie gp 135 (VAEC) y gp 120 (HIV-1), suponen una posible relación antigénica, entre estas dos variantes, pero la cercanía del virus de la artritis-encefalitis caprina con el lentivirus responsable de la inmunodeficiencia humana ya supone una desagradable coincidencia.



Autoría: R. Reséndiz y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)

CULTURA CIENTÍFICA-4

Respecto al concepto de 'Innovación', que ahora se difunde masivamente en los medios de comunicación como si se tratase de algo corriente, creo que es conviene acotar su excesiva amplitud, restringiendo su uso a la definición, que por ejemplo ha hecho la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), fundada en 1961, y que en la actualidad agrupa a más de 30 países miembro, con la principal finalidad de promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de sus habitantes. En este sentido, la OCDE define la Innovación como la actividad empresarial que genera conocimiento, usa el que está disponible, y crea nuevos o mejorados servicios o productos que tienen éxito en el mercado; sin este éxito no hay innovación.

En el caso de España, distintos estudios revelan que las empresas que hacen I+D, hacen más D que I, con la finalidad de que el conocimiento generado por o para ella y el adquirido de cualquier otra fuente llegue a plasmarse en una oferta exitosa en el mercado (Mulet, 2013). Analizando esta situación, si se excluye la I+D generada internamente por la empresa o contratada a terceros, entonces según la terminología de la OCDE, la Innovación englobaría, por una parte, la compra de tecnología incorporada a los bienes de equipo, productos semielaborados, patentes, licencias, know-how, etc.; y por otra, todas las acciones de preparación para la producción de los nuevos productos y servicios, como ingeniería, diseño, formación de los recursos humanos, preseries, etc., sin olvidar otras más específicas para adaptar la comercialización a los cambios introducidos, entre ellos, los muestrarios de ciertas industrias.

Para Mulet (2013), la débil posición en el mercado de muchas empresas españolas estaría causada por la escasa evaluación previa de las tecnologías adquiridas, y un aprovechamiento reducido de las mismas, por debajo de su potencial real. Esta situación se podría revertir si las empresas se involucrasen más directamente en las acciones de I+D internas o externas. Asimismo, este experto sostiene que las administraciones públicas deben ser muy cautelosas en sus políticas de fomento de la Innovación, porque se corre el riesgo de perturbar la competencia en el mercado, favoreciendo a empresas no necesariamente eficientes.

José Luis Ares Cea (divulgador científico)