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martes, 21 de julio de 2015

CULTURA CIENTÍFICA-4

Respecto al concepto de 'Innovación', que ahora se difunde masivamente en los medios de comunicación como si se tratase de algo corriente, creo que es conviene acotar su excesiva amplitud, restringiendo su uso a la definición, que por ejemplo ha hecho la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), fundada en 1961, y que en la actualidad agrupa a más de 30 países miembro, con la principal finalidad de promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de sus habitantes. En este sentido, la OCDE define la Innovación como la actividad empresarial que genera conocimiento, usa el que está disponible, y crea nuevos o mejorados servicios o productos que tienen éxito en el mercado; sin este éxito no hay innovación.

En el caso de España, distintos estudios revelan que las empresas que hacen I+D, hacen más D que I, con la finalidad de que el conocimiento generado por o para ella y el adquirido de cualquier otra fuente llegue a plasmarse en una oferta exitosa en el mercado (Mulet, 2013). Analizando esta situación, si se excluye la I+D generada internamente por la empresa o contratada a terceros, entonces según la terminología de la OCDE, la Innovación englobaría, por una parte, la compra de tecnología incorporada a los bienes de equipo, productos semielaborados, patentes, licencias, know-how, etc.; y por otra, todas las acciones de preparación para la producción de los nuevos productos y servicios, como ingeniería, diseño, formación de los recursos humanos, preseries, etc., sin olvidar otras más específicas para adaptar la comercialización a los cambios introducidos, entre ellos, los muestrarios de ciertas industrias.

Para Mulet (2013), la débil posición en el mercado de muchas empresas españolas estaría causada por la escasa evaluación previa de las tecnologías adquiridas, y un aprovechamiento reducido de las mismas, por debajo de su potencial real. Esta situación se podría revertir si las empresas se involucrasen más directamente en las acciones de I+D internas o externas. Asimismo, este experto sostiene que las administraciones públicas deben ser muy cautelosas en sus políticas de fomento de la Innovación, porque se corre el riesgo de perturbar la competencia en el mercado, favoreciendo a empresas no necesariamente eficientes.

José Luis Ares Cea (divulgador científico)

lunes, 20 de julio de 2015

CULTURA CIENTÍFICA-3

Definidos los elementos básicos del campo científico hay que analizar su papel ante la situación real de la ciencia y cómo pueden éstos contribuir a superar los actuales problemas derivados de la crisis económica global. En el caso de España, muchos son los expertos que señalan a la investigación y la innovación como valiosos instrumentos para lograr el ansiado crecimiento económico de forma sostenible. Así, el trinomio investigación-desarrollo-innovación, más conocido por sus siglas I+D+i, debe potenciarse hasta alcanzar los niveles de los países más avanzados, con índices de gasto sobre el producto bruto interior (PIB) muy superiores a los nuestros.

En un interesante artículo escrito por Juan Mulet Meliá en el año 2013, director general de la Cotec (Fundación para la Innovación tecnológica), se pregunta si puede la economía española confiar en la I+D para salir de la crisis, planteando que en la época de bonanza no se ha reconocido suficientemente la importancia de la investigación y el desarrollo, por lo que ahora en una época de fuertes recortes presupuestarios las soluciones son más complejas y difíciles de ejecutar. En una situación de crisis como la actual, Mulet propone como solución de emergencia impedir al menos que los recortes afecten negativamente a las capacidades científicas ya adquiridas y a los equipos consolidados. En este sentido, distingue dos tipos de acciones, las que acelerarán la salida de la crisis, y las que permitirán sostener la competitividad de las empresas españolas en el futuro orden económico global, criterios necesarios a tener en cuenta tanto a la hora de asignar los recursos públicos como en el diseño de las estrategias empresariales.

Aunque el trinomio I+D+i ha invadido los medios de comunicación, en realidad estas siglas son muy utilizadas en España, pero no en el resto del mundo. Por ejemplo, la OCDE solo distingue entre I+D, entendida como las acciones que generan conocimiento, y la Innovación, que se refiere de forma exclusiva a todas las que realizan las empresas, tanto para generar conocimiento como para utilizar éste en la mejora de su oferta en el mercado. A lo largo de la historia de la humanidad han sido los conocimientos en distintas materias y su transmisión los que han permitido el progreso de los pueblos.

Según las fuentes de financiación, la I+D puede ser pública o privada; en los países más avanzados suele tener un origen mixto, con un gran peso de las empresas y entidades del tejido económico. Los conocimientos tienen una naturaleza muy diversa, y su aplicación en el mundo real puede ser o no inmediata. No obstante, todos los conocimientos, incluso los más simples, contribuyen a entender mejor el mundo en que vivimos, si bien la frontera entre la Investigación (I) y el Desarrollo (D) es cada vez menos marcada. Para algunos especialistas la Investigación sería la actividad que pretende avanzar en el nivel de conocimiento sea este o ni inmediatamente utilizable; mientras que el Desarrollo se reservaría para la generación de conocimiento utilizable, a partir del obtenido por la Investigación. Se trataría de una actividad que contribuye a la viabilidad técnica y comercial de cualquier idea generando el conocimiento necesario para materializar plantas piloto o prototipos de ensayo. En este sentido, algunos expertos opinan que la Investigación, por su mayor riesgo, debe ser una actividad financiada con dinero público, dejando el apoyo al Desarrollo en manos de la iniciativa privada.


José Luis Ares Cea (divulgador científico)

viernes, 17 de julio de 2015

CULTURA CIENTÍFICA-2


Otros conceptos relacionados con la ciencia que aparecen con frecuencia en los medios de información son la investigación, desarrollo, tecnología, innovación, transferencia, o extensión, entre otros. A continuación, se exponen las definiciones del diccionario de la lengua española (versión electrónica RAE 22ª edición, 2001).

Investigación: Deriva del latín investigatĭo, -ōnisEs aquella actividad que tiene por finalidad ampliar el conocimiento científico, sin perseguir, en principio, ninguna aplicación práctica. Se habla frecuentemente de la acción y efecto de investigar. Cuando ésta tiene una utilidad práctica aparece el concepto de 'investigación aplicada', en el caso contrario se denomina 'investigación básica' o 'fundamental'.


Desarrollo: Aunque esta palabra se emplea cada vez más en economía, o en las ciencias sociales, refiriéndose a los niveles de renta de la población o de las condiciones de vida de sus habitantes, y permitiendo así establecer clasificaciones de los países en desarrollados o subdesarrollados, o como denominación de los planes o programas de desarrollo rural, urbano, industrial, medioambiental, etc., incluso sirviendo de título a los numerosos 'polos de desarrollo' localizados en pueblos y ciudades.


Tecnología: Deriva del griego τεχνολογία, τεχνολόγος, τέχνη, arte, y λόγος, tratado. Se define como el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. Asimismo, adquiere otros usos, entre ellos, 'tratado' de los términos técnicos, 'lenguaje' propio de una ciencia o de un arte, o 'conjunto de los instrumentos y procedimientos' industriales de un determinado sector o producto.

Innovación: Deriva del latín, innovatĭo, -ōnis. El concepto más común se refiere a la creación o modificación de tecnologías, productos o servicios, para su introducción en el mercado. De manera explícita se utiliza siempre que la innovación sea aplicable en la realidad o a efectos prácticos. 

Transferencia: Procede del latín transferens, -entis, transferre, transferir. Aunque su uso está muy extendido en diferentes ámbitos de las relaciones humanas, en este caso se elige el concepto referido a la transmisión del conocimiento científico, tanto teórico como práctico, con objeto de mejorar una situación anterior o solucionar determinados problemas actuales. La transferencia del conocimiento resultará eficaz siempre que se emplee la metodología más adecuada para cada caso.

Extensión: Deriva del latín extensĭo, -ōnis. Si bien puede resultar extraña su inclusión en este apartado de terminología científica, sin embargo, este concepto ha tenido una enorme importancia durante décadas en el sector agroalimentario español, como parte fundamental del sistema de transferencia de nuevos conocimientos, ideas o tecnologías procedentes del ámbito de la investigación y el desarrollo. La figura del técnico extensionista agrario, actualmente desaparecida en España, sigue teniendo un papel protagonista en los modelos científicos de los países más avanzados, donde incluso están físicamente integrados en los propios centros universitarios y organismos públicos y privados de investigación y desarrollo, atendiendo las necesidades y consultas de los empresarios y profesionales del sector, mediante una interacción continua.      





José Luis Ares Cea (divulgador científico)

jueves, 16 de julio de 2015

CULTURA CIENTÍFICA-1

Cada día nos llegan noticias, a través de los medios de comunicación audiovisuales y escritos sobre un descubrimiento o un avance científico en un determinado campo o disciplina, que generalmente nos resultan ajenos en nuestra vida cotidiana o desconocemos por falta de formación en la materia en cuestión y, por lo tanto, nos creemos la novedad difundida sin más interrogantes ni cuestionamientos.

A esta avalancha de información se le suman las inevitables erratas del medio divulgador de la noticia y la escasa o nula existencia de periodistas con una formación básica para interactuar en el campo científico, incluso lingüístico, ya que se utilizan indistintamente conceptos que si se consultan en el diccionario se comprueba fácilmente que no tienen el mismo significado. En este sentido, antes de abordar la importancia de la Ciencia, la Investigación, el Desarrollo tecnológico, o la Innovación, ahora tan de moda, voy a exponer a continuación algunas de estas definiciones, extraídas de la versión electrónica del diccionario de la lengua española (RAE 22ª edición, 2001):

Ciencia: deriva del latín scientĭa. Es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. También se definen como 'saber' o 'erudición' en una determinada disciplina o materia, incluyendo la 'habilidad' y 'maestría' o el conjunto de cualquier tipo de conocimiento. En tiempos remotos ya se hablaba del 'árbol de la ciencia', diferenciando incluso el bien del mal. Resulta evidente que en el mundo en que vivimos la ciencia o mejor dicho las ciencias están presentes en todas partes, hasta el extremo de que los propios programas educativos nos derivan hacia un camino u otro: ciencias o letras, sin olvidar las infinitas bifurcaciones de estos campos según las distintas especialidades científicas: química, biología, matemáticas, física, botánica, zoología, geología, agronomía, veterinaria, etc., agrupándose algunas de éstas bajo el nombre genérico de 'exactas'. Asimismo, se definen independientemente las denominadas 'ciencias humanas' o 'sociales': psicología, antropología, sociología, historia, filosofía, entre otras, que se ocupan de aquellos aspectos no estudiados en las englobadas bajo el nombre de 'ciencias naturales'. Por otra parte, existen algunos calificativos frecuentemente utilizados, como ocurre con el de 'ciencia pura', que se reserva para el estudio de aquellos fenómenos naturales y otros aspectos del saber por sí mismos, sin tener en cuenta sus aplicaciones prácticas; la 'ciencia infusa' como saber no adquirido mediante el estudio; las 'ciencias ocultas', para englobar los conocimientos y prácticas misteriosas que desde la antigüedad se emplean para descifrar los secretos de la naturaleza, entre ellas, la magia, la alquimia, la astrología, etc. Finalizando este breve recorrido por la terminología más utilizada en el mundo científico llegamos hasta la 'ciencia-ficción', concepto empleado para definir un género de obras literarias o cinematográficas, cuyo contenido se basa en hipotéticos logros científicos y técnicos del futuro.

Científico/ca: deriva del latín scientifĭcus. Se emplea como adjetivo en todo lo perteneciente o relativo a la ciencia. Asimismo, para todo lo relacionado con exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias. En lenguaje coloquial se emplean habitualmente frases como "tener mucha, o poca, ciencia", "ser un pozo de ciencia", "ser de ciencia y virtud", etc. Como sustantivo se emplea para denominar a aquellas personas, hombres y mujeres, dedicadas a la ciencia en sus múltiples vertientes. En este caso, me van a permitir que añada de mi propia cosecha, que las personas ocupadas de labores científicas no suelen ser famosas en el conjunto de la sociedad, salvo raras excepciones, como los premiados con el Nobel, ni tampoco su trabajo es suficientemente reconocido en la mayoría de los países del mundo y sus salarios distan mucho de ser astronómicos. Si analizamos el campo concreto de la ciencia agroalimentaria, la situación es aún peor; únicamente los países más avanzados de los dos centenares que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), comprenden y valoran el esfuerzo, la dedicación y la ilusión de su personal científico. Esta situación nos lleva a sumar fuerzas para explicar a la sociedad en su conjunto, mediante un lenguaje claro y sencillo que las personas dedicadas a la ciencia no son 'bichos raros', sino que juegan un papel muy importante en el desarrollo socioeconómico de los países. O sea que se requiere hacer mucha pedagogía para mejorar la cultura científica!


José Luis Ares Cea (divulgador científico)