Mostrando entradas con la etiqueta anticuerpo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta anticuerpo. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de julio de 2015

INVESTIGACIÓN: ARTRITIS ENCEFALITIS CAPRINA Y SALUD HUMANA (MÉXICO)

Existen trabajos de investigación cuyos resultados pueden generar alarma en la población en general, sino se explican convenientemente. No se trata de poner en duda la calidad del estudio realizado ni tampoco la experiencia del equipo científico, pero antes de su publicación hay que sopesar mucho sus posibles repercusiones en la sociedad y, muy especialmente, comprobar si existen trabajos de otros autores que hayan obtenido las mismas conclusiones. 

A continuación, se presenta un trabajo de investigación en el que se ha estudiado la incidencia de la artritis encefalitis caprina (AEC) y su posible relación con la salud humana en el municipio de Atlixco (Puebla, México). La AEC es una enfermedad propia de las cabras provocada por el virus de la Artritis Encefalitis Caprina (VAEC) perteneciente al genero de los Lentivirus de la familia Retroviridae, que está íntimamente relacionado con el virus de la neumonía progresiva ovina y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en el ser humano. 

El VAEC fue aislado por primera vez en 1980 en Estados Unidos (Crawford y Adams, 1981). Los Lentivirus del virus de la artritis encefalitis caprina (VAEC) inducen una inflamación progresiva crónica del tejido conectivo en cabras, manifestándose en artritis y mastitis. 

El presente trabajo fue realizado en el Laboratorio de Inmunología, Hospital de Pediatría, Centro Médico, Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en el Laboratorio de Hematología del Hospital Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. En este estudio se utilizaron 200 hembras de la raza caprina Saanen, de 3 a 4 años de edad, pertenecientes a una granja situada en el Municipio de Atlixco, Puebla. Las cabras se evaluaron clínicamente y serológicamente mediante la prueba de ELISA para determinar anticuerpos anti-VAEC (Instituto Pourquier-MAEDI-VISNA/CAEV SERODIAGNOSIS-Version P00302/02) y anti-virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) 1 y 2 (GRENSCREEN® HIV/2 versión 2 (BIO-RAD, 72278). Por otra parte se hicieron pruebas serológicas mediante la técnica ELISA a 77 niños de 12 años de edad que consumieron leche de cabra para identificar anticuerpos anti-VAEC y anticuerpos anti-VIH 1 y 2.

Los resultados del estudio clínico muestran la presencia de artritis en 34 animales de 4 años de edad, con tumefacción de las articulaciones, especialmente de los carpos, que dificultaron la movilidad de los animales y, por tanto, sus posibilidades de alimentación y producción. Los datos serológicos obtenidos mediante ELISA indirecta de las 200 muestras de suero caprino estudiadas indican la presencia de 74 animales que presentaron anticuerpos específicos contra el VAEC, observándose la distribución de dichos valores. El ELISA GENSCREEN® HIV 1 /2 versión 2 permitió en 11 cabras de las 74 anteriores del estudio identificar anticuerpos anti-VIH1 y anti-VIH2 debido a la reacción cruzada. Por su parte, Rimstad y colaboradores (1993) estudiaron 108 cabras lecheras, de las cuales 27 sueros fueron considerados seropositivos a la prueba de ELISA indirecta, lo que representó el 25% de los animales estudiados, siendo dicha prevalencia muy superior a la hallada en este trabajo, lo que estaría relacionado a la probable seroconversión tardía de los animales del presente estudio.

En el estudio serológico realizado a los 77 niños por medio de la técnica de ELISA (GRENSCREEN®HIV/2), la línea de corte fue 0,210, siendo negativas todas las muestras de los sueros humanos para HIV 1 y 2. Asimismo, se detectaron anticuerpos anti-VAEC/MV (Maedi Visna) en 51 niños y ningún niño presento anticuerpos para anti-VIH 1 y 2. En el estudio de los 77 sueros de niños, para detectar anticuerpos específicos contra el VAEC, se registraron 51 sueros positivos a VAEC y 26 sueros negativos, a partir de la línea de corte de 0,223.

Hotzel y Cheevers (2003) estudiaron una secuencia similar entre la glicoproteína de superficie (SU) gp 135 de los lentivirus maedi-visna y el virus de la artritis encefalitis caprina (VAEC) y la gp 120 del virus de la inmunodeficiencia humana (HIV-1). Louie y colaboradores (2003) establecieron una nueva relación y demostraron que algunas cabras, infectadas con VAEC, poseen anticuerpos específicos-gp 135, estableciendo una reacción cruzada con el gp 120 de diversas cepas de VIH y también muestran que la reacción cruzada de las inmunoglobulinas dependen del nivel de glicosilación. Esta información concuerda con los resultados de esta investigación donde se demuestra la reacción cruzada entre el VAEC y el VIH, a través de las gp 135 y gp 120.

Como conclusión general, se ha constatado que la reacción cruzada entre las glicoproteínas de superficie gp 135 (VAEC) y gp 120 (HIV-1), suponen una posible relación antigénica, entre estas dos variantes, pero la cercanía del virus de la artritis-encefalitis caprina con el lentivirus responsable de la inmunodeficiencia humana ya supone una desagradable coincidencia.



Autoría: R. Reséndiz y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)

martes, 1 de julio de 2014

12-LECHE DE CABRA: NUTRICIÓN Y SALUD

Los temas relacionados con alergias e intolerancias alimentarias en seres humanos cobran cada día mayor importancia, a medida que se adquieren nuevos conocimientos en la ciencia de los alimentos y sus repercusiones en la nutrición y la salud de los consumidores. En este sentido, la leche y los productos lácteos no son una excepción en estas patologías.

Un caso bastante frecuente lo constituye el síndrome de malabsorción, y que independiente de su etiología, puede llegar a afectar severamente a la estructura y función del intestino, provocando el aumento de paso de macromoléculas (proteínas) procedentes del alimento, por vía "paracelular", hacia la circulación sistémica, donde son reconocidas como proteínas extrañas al organismo causando un fenómeno de alergia, secundario al proceso de malnutrición o malabsorción.

En general, la intolerancia alimenticia se define como una reacción adversa y reproducible en el organismo ante la ingestión de un alimento o ingrediente específico, englobando una gran diversidad de patologías, que pueden clasificarse en dos grupos; por una parte, aquellas que no están sujetas a los mecanismos inmunológicos y, por otra, las que interviene el sistema inmune, conociéndose estas últimas como reacciones alérgicas.

En el caso de la leche, dentro de las intolerancias no inmunológicas debidas al consumo de este alimento, se podrían deber a los denominados 'errores innatos' del metabolismo, conocidos también como reacciones idiosincrásicas, debidas a una susceptibilidad de la persona que implica una alteración enzimática; esta es la situación de la intolerancia a la lactosa, ya sea por déficit congénito de la enzima lactasa, o por causa de patologías gastrointestinales como consecuencia de distintos falos metabólicos, como sucede en las intolerancias a grasas o disacáridos, con la consiguiente acumulación de éstos en el intestino, debida al déficit transitorio de disacaridasas (enfermedad de Chon o la colitis ulcerosa), o por síndromes malabsortivos que indirectamente causan verdaderos procesos alérgicos ya que, al dañar al intestino, se permite el acceso al sistema circulatorio de los antígenos presentes en el lumen intestinal, provocando la puesta en marcha de los sistemas de defensa. Esta última intolerancia se conoce desde hace muchos años, y fue puesta en evidencia por Finlestein (1905), al observar reacciones alérgicas en niños marásmaticos alimentados con leche de vaca.

En las reacciones mediadas por mecanismos inmunológicos, cabe señalar que el intestino, en general, dispone de una barrera efectiva que no permite la absorción de bacterias, antígenos y macromoléculas que, normalmente, existen en el mismo. Sin embargo, la alteración de este sistema inmunológico lleva a la aparición de reacciones alérgicas, entre las que destacan la deficiencia selectiva de inmunoglobulina A (IgA), que se encuentra, normalmente, en la saliva y en secreciones intestinales y tiene como misión impedir la absorción de macromoléculas, así como la disminución de la respuesta de los linfocitos T, aumentando la producción de los anticuerpos sistémicos (IgE, IgG), causantes de distintos tipos de reacciones de hipersensibilidad, entre ellas las de tipo IV, con una latencia superior a las veinticuatro horas entre la ingestión y la aparición de los primeros síntomas, por lo que se denominan también como reacciones de hipersensibilidad 'retardada', cuya presencia es frecuente en niños con intolerancia a la leche de vaca.

Son numerosos los síntomas descritos de la alergia gastrointestinal y, todos ellos parecen apuntar a la ingestión de diversos tipos de alimentos, entre ellos, la leche de vaca. Estos síntomas pueden localizarse en el tracto gastrointestinal (diarreas, hemorragias, enteropatías, vómitos), o a nivel sistémico, variando su intensidad desde el cuadro de exantema hasta la anafilaxis. Por otra parte, en un estudio realizado por French (1970) se destacan las ventajas del consumo de la leche de cabra, especialmente, en las enfermedades alérgicas del tipo de eczema, que pueden atribuirse a una hipersensibilidad a las proteínas de la leche de vaca.

En la leche de vaca se han encontrado, al menos, 26 proteínas diferentes que poseen antigenicidad; en el suero lácteo, que representa, al menos, el 20% del total de las proteínas lácteas, se han detectado por radioinmuno-electroforesis cruzada, 36 determinantes antigénicos distintos. Estudios de carácter inmunológicos, llevados a cabo para la determinación de las fracciones proteicas lácteas susceptibles de ser ligadas a anticuerpos IgE procedente de suero humano, han mostrado que existen numerosas variaciones en cantidad y calidad, en repuesta de este tipo de anticuerpo a las proteínas de la leche en niños con alergia a la leche de vaca. Asimismo, se ha puesto de manifiesto que la alfaS1-caseína, la beta-caseína y, sobre todo, la beta-lactoglobulina son las fracciones de mayor capacidad alergénica en los seres humanos (Ametani y col., 1987).

En la leche humana están ausentes la alfaS1-caseína y la beta-lactoglobulina, lo que podría hacer comprensible su concepción de antígeno para el organismo. Aunque la beta-caseína es mayoritaria en la leche humana, parece ser bastante diferente a la existente en la leche de vaca, atendiendo al hecho de que la beta-caseína humana sólo inhibe el 27% de la respuesta de la beta-caseína de leche de vaca frente a su propio anticuerpo, desarrollados en conejos (Otani y Hosono,1989).

En cuanto a la leche de cabra hay que destacar que ha sido ampliamente estudiada desde hace muchos años por numerosos investigadores en distintos países, entre ellos, Gamble y col, 1939; Rosenblum y Rosenblum, 1952; Walker, 1965; French, 1970; Devendrá y Burns, 1970; Van der Horst, 1976; Brenneman, 1978; Zeman, 1982; Zadow y col., 1983, Taitz y Armitage, 1984; Saini y Gilí, 1991; Park, 1991 y 1994; Haenlein,1992. Estos autores recomiendan la sustitución de la leche de vaca por la de cabra o por productos lácteos caprinos, en los casos de personas con problemas de alergia debidos al consumo de la primera. Por otra parte, la proteína de la leche de cabra muestra unas diferencias significativas en cuanto a su composición aminoacídica, respecto de la de vaca y otras especies animales, que parecen estar relacionadas con su buen comportamiento como alimento en aquellas personas que presentan problemas de alergias a la leche de vaca.



Fuente: "Aspectos nutricionales de la leche de cabra" (Dres. J. Boza López y M. R. Sanz Sampelayo, pág. 109-139).
Circular informativa (2014). Asociación de Queseros Artesanos de Andalucía (AQAA). María Jesús Jiménez Horwitz (presidenta). Sede AQAA: Jayena (Granada, España).
José Luis Ares Cea (asesor científico)