Analizando la naturaleza físico-química de la ración alimentaria suministrada a las ovejas, y su efecto sobre el contenido en grasa de la leche obtenida, hay que destacar que el modelo de fermentación ruminal depende esencialmente de la cantidad y calidad de la fracción fibrosa de la dieta. En este sentido, el empleo de alimentos concentrados ricos en carbohidratos no estructurales, la caída en la razón forraje/concentrado de la dieta, el menor tamaño de partícula de la fibra, o la presentación de ésta en forma granulada, son aspectos tendentes a hacer menos eficiente el proceso de formación de acetato y butirato, que son los principales precursores de los ácidos grasos sintetizados en la glándula mamaria, produciéndose en consecuencia, una leche de menor contenido en grasa.
Por otra parte, existen numerosos estudios que indican un efecto negativo en las dietas con un alto nivel de concentrado (superior al 60% de la materia seca), sobre el contenido en grasa de la leche de oveja, lo que se debería esencialmente, a la implantación a nivel del rumen de una rápida degradación de los carbohidratos no estructurales, con una caída sensible del pH, alterándose la cantidad y composición de la proteína microbiana, que limita la degradación de los carbohidratos estructurales.