En el marco de un programa de cooperación internacional tuvo lugar la visita a Andalucía (España) de Alejandra Jiménez, presidenta de la Asociación Caprina de Costa Rica, para conocer la situación de este sector ganadero, tan importante a nivel nacional (primera región española por censo de cabras y volumen de leche producida). Durante su estancia entre nosotros tuve la ocasión de acompañarla personalmente en un itinerario de visitas a varias explotaciones caprinas andaluzas con distintas estructuras y dimensiones productivas.
En este programa de visitas tuvimos la oportunidad de recorrer explotaciones con los sistemas tradicionales más extensivos, incluyendo el pastoreo directo en el campo, y las prácticas ancestrales de la trashumancia y trasterminancia, hasta los más intensivos, con todos los animales completamente estabulados en edificaciones, sin contacto alguno con el campo y el aprovechamiento de sus recursos naturales.
Hablamos directamente con los productores, conociendo de primera mano la situación actual de sus establecimientos caprinos, sus problemas y perspectivas a corto y medio plazo. Tuvimos también la oportunidad de conocer tanto las instalaciones como las prácticas de manejo de los animales, las exigencias normativas, las ayudas y subvenciones, así como las condiciones de comercialización de sus producciones en el mercado.
Durante el programa de trabajo pudimos visitar explotaciones caprinas ubicadas en las provincias de Almería, Córdoba, Granada y Málaga, con un censo de animales comprendido entre 50 y 1.500 cabezas, en distintos ecosistemas y condiciones climáticas, tanto en zonas litorales, como en valles, mesetas, altiplanicies, montes y serranías, y en mayores altitudes en áreas montañosas.
Al finalizar cada una de las visitas, la pregunta de Alejandra era siempre la misma: ¿no existen explotaciones caprinas más pequeñas en Andalucía?. Lo cierto era que las explotaciones de menos de 50 animales en aquellos años se consideraban como economía casi de "subsistencia", con unas producciones que a los precios de venta de la época no permitían que una familia pudiera vivir de dicha actividad ganadera exclusivamente.
Cuando en una de las reuniones posteriores en las que también participó Gonzalo Ramírez, entonces presidente de la Asociación de Queseros Artesanos de Andalucía (AQAA), tuvimos la oportunidad de conocer la situación del sector caprino de la región de procedencia de Alejandra, y ver las imágenes fotográficas del modelo productivo local, entendimos perfectamente la reiteración de su pregunta, ya que en su mayoría eran pequeñas propiedades rurales, con un grupo mínimo de animales (3 o 6 cabras) destinadas al autoabastecimiento de la familia. Y según Alejandra lograban así tener cubiertas una parte importante de sus necesidades calóricas y proteicas en base a la dieta alimentaria de leche y carne caprinas.
Este concepto de "microestablecimiento caprino", donde las cabras domésticas, consideradas como animales "casi de compañía", ocupan las zonas contiguas a las pequeñas viviendas rurales (patios o corrales), construidos con materiales autóctonos, constituye, sin embargo, un modelo muy integrado en la naturaleza, y si además permite generar una cierta actividad económica con escasas inversiones, satisfechas muchas veces mediante la concesión de microcréditos con líneas específicas para las familias campesinas, puede servir de ejemplo para el desarrollo sostenible del sector caprino en otras regiones y países de Centroamérica y del Caribe.
En este sentido, mi propuesta de trabajo ha estado orientada a avanzar en la mejora de la formación de los campesinos y ganaderos, en la gestión racional de los recursos locales, y en la elaboración y transformación artesanal de las producciones caprinas: leche, carne, quesos, postres lácteos, embutidos curados y cocidos, etc., sin olvidar los objetos de indumentaria, calzado y decoración (pelo, cuero, cuernos y huesos), que pueden tener su demanda por parte del sector turístico.
En una primera etapa se requiere el apoyo decidido de los organismos públicos internacionales, así como la asistencia y asesoramiento técnico de las instituciones y entidades locales. Posteriormente, podría encargarse la propia Asociación Caprina de Costa Rica de la supervisión directa en las explotaciones caprinas, trabajando conjuntamente productores y técnicos.
Fuente: Cooperación internacional con países de Centroamérica. Asociación Caprina de Costa Rica: período de trabajo en Andalucía (2000).
José Luis Ares Cea (asesor científico)