Cada día nos llegan noticias, a través de los medios de comunicación audiovisuales y escritos sobre un descubrimiento o un avance científico en un determinado campo o disciplina, que generalmente nos resultan ajenos en nuestra vida cotidiana o desconocemos por falta de formación en la materia en cuestión y, por lo tanto, nos creemos la novedad difundida sin más interrogantes ni cuestionamientos.
A esta avalancha de información se le suman las inevitables erratas del medio divulgador de la noticia y la escasa o nula existencia de periodistas con una formación básica para interactuar en el campo científico, incluso lingüístico, ya que se utilizan indistintamente conceptos que si se consultan en el diccionario se comprueba fácilmente que no tienen el mismo significado. En este sentido, antes de abordar la importancia de la Ciencia, la Investigación, el Desarrollo tecnológico, o la Innovación, ahora tan de moda, voy a exponer a continuación algunas de estas definiciones, extraídas de la versión electrónica del diccionario de la lengua española (RAE 22ª edición, 2001):
Ciencia: deriva del latín scientĭa. Es el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. También se definen como 'saber' o 'erudición' en una determinada disciplina o materia, incluyendo la 'habilidad' y 'maestría' o el conjunto de cualquier tipo de conocimiento. En tiempos remotos ya se hablaba del 'árbol de la ciencia', diferenciando incluso el bien del mal. Resulta evidente que en el mundo en que vivimos la ciencia o mejor dicho las ciencias están presentes en todas partes, hasta el extremo de que los propios programas educativos nos derivan hacia un camino u otro: ciencias o letras, sin olvidar las infinitas bifurcaciones de estos campos según las distintas especialidades científicas: química, biología, matemáticas, física, botánica, zoología, geología, agronomía, veterinaria, etc., agrupándose algunas de éstas bajo el nombre genérico de 'exactas'. Asimismo, se definen independientemente las denominadas 'ciencias humanas' o 'sociales': psicología, antropología, sociología, historia, filosofía, entre otras, que se ocupan de aquellos aspectos no estudiados en las englobadas bajo el nombre de 'ciencias naturales'. Por otra parte, existen algunos calificativos frecuentemente utilizados, como ocurre con el de 'ciencia pura', que se reserva para el estudio de aquellos fenómenos naturales y otros aspectos del saber por sí mismos, sin tener en cuenta sus aplicaciones prácticas; la 'ciencia infusa' como saber no adquirido mediante el estudio; las 'ciencias ocultas', para englobar los conocimientos y prácticas misteriosas que desde la antigüedad se emplean para descifrar los secretos de la naturaleza, entre ellas, la magia, la alquimia, la astrología, etc. Finalizando este breve recorrido por la terminología más utilizada en el mundo científico llegamos hasta la 'ciencia-ficción', concepto empleado para definir un género de obras literarias o cinematográficas, cuyo contenido se basa en hipotéticos logros científicos y técnicos del futuro.
Científico/ca: deriva del latín scientifĭcus. Se emplea como adjetivo en todo lo perteneciente o relativo a la ciencia. Asimismo, para todo lo relacionado con exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias. En lenguaje coloquial se emplean habitualmente frases como "tener mucha, o poca, ciencia", "ser un pozo de ciencia", "ser de ciencia y virtud", etc. Como sustantivo se emplea para denominar a aquellas personas, hombres y mujeres, dedicadas a la ciencia en sus múltiples vertientes. En este caso, me van a permitir que añada de mi propia cosecha, que las personas ocupadas de labores científicas no suelen ser famosas en el conjunto de la sociedad, salvo raras excepciones, como los premiados con el Nobel, ni tampoco su trabajo es suficientemente reconocido en la mayoría de los países del mundo y sus salarios distan mucho de ser astronómicos. Si analizamos el campo concreto de la ciencia agroalimentaria, la situación es aún peor; únicamente los países más avanzados de los dos centenares que integran la Organización de las Naciones Unidas (ONU), comprenden y valoran el esfuerzo, la dedicación y la ilusión de su personal científico. Esta situación nos lleva a sumar fuerzas para explicar a la sociedad en su conjunto, mediante un lenguaje claro y sencillo que las personas dedicadas a la ciencia no son 'bichos raros', sino que juegan un papel muy importante en el desarrollo socioeconómico de los países. O sea que se requiere hacer mucha pedagogía para mejorar la cultura científica!
José Luis Ares Cea (divulgador científico)