En un trabajo de investigación se ha estudiado la cronobiología de oestrus ovis en el ganado caprino del centro y suroeste español.
A pesar de la manifiesta importancia de la parasitación causada por el díptero Oestrus ovis en los rumiantes menores de la Península Ibérica, son muy escasos los estudios realizados hasta la fecha, encaminados a conocer la incidencia real de dicha parasitación en nuestra cabaña caprina, así como la determinación de la influencia de los factores medioambientales en su presentación. El estudio de la cronobiología del parásito, aporta aplicaciones de tipo práctico, preventivas y de control, y por tanto determinar las épocas más idóneas para el tratamiento de esta miasis.
Para el estudio cronobiológico del parásito, se han examinado, de febrero a octubre de 2002, un total de 80 cabezas de caprinos adultos procedentes de diversas provincias del centro y suroeste de la geografía española: Toledo, Ciudad Real, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Sevilla. Una vez sacrificados los animales, las cabezas eran separadas y seccionadas con un corte longitudinal. Las larvas encontradas fueron recopiladas de sus ubicaciones naturales y posteriormente identificadas según su grado de evolución siguiendo las claves entomológicas elaboradas por Zumpt (1965).
Los resultados obtenidos en las cabras examinadas muestran una prevalencia total del 34,94%, siendo 23 el número de animales infestados con alguno de los diferentes estados larvarios; similares resultados se han registrado en explotaciones caprinas del sur de Francia (Dorchies et al., 2000), con un 28,4% de los animales parasitados, aunque claramente inferiores a los observados en Grecia (Papadopoulos et al., 1997), donde el 97,2% de las cabras están parasitadas.
En el presente trabajo, la prevalencia de esta patología en las explotaciones estudiadas fue del 84,6%, ya que tan sólo dos rebaños de los examinados presentaban todos sus animales libres de parasitación. La media de la intensidad de infestación fue de 3,9 larvas por individuo parasitado. El número más elevado de larvas encontradas en un animal fue de 45 L1 (registrado en octubre). Precisamente, los valores más elevados de la tasa de infestación se registraron en los meses de otoño, concretamente en septiembre y octubre, 5,5 y 8,4 larvas por cabeza, respectivamente. El porcentaje medio de L1 durante el periodo de estudio fue de 52,2%, mientras que L2 y L3 representan el 45,7% y el 2,1% del total de la carga larvaria registrada, respectivamente. La distribución de los porcentajes mensuales larvarios es muy diferente a la registrada en el caso de la especie ovina, siendo la principal diferencia el escaso número de larvas encontradas en las cabezas de cabras examinadas (Alcaide et al., 2003). El porcentaje de L1 es nulo en los meses de febrero y marzo. A partir del mes de abril (14,2 ºC; 53,6 mm) comienza un incremento progresivo hasta alcanzar un primer pico en junio (23,6 ºC; 1,6 mm), disminuyendo nuevamente durante el mes de julio.
A pesar de que a partir de este mes se produce un sustancial incremento, que se conservarán en estos niveles elevados durante los meses de agosto, septiembre y octubre. Los porcentajes relativos de L2, alcanzan sus niveles más elevados durante febrero y marzo, mientras que a partir de abril se produce un progresivo descenso de dichos valores hasta el mes de julio (25,8 ºC; 0 mm) donde tiene lugar un ligero aumento, para finalmente desaparecer durante agosto, septiembre y octubre. El porcentaje relativo de L3 es prácticamente nulo a lo largo de los meses objeto de estudio, ya que tan sólo se registra la presencia de larvas maduras en los meses de verano, julio, agosto y octubre. Los valores de correlación entre los porcentajes larvarios y la temperatura resultaron significativas (p<0,05), para L1 r = 0,71, para L2 r = -0,76 y por último, para L3 r = 0,69. Sin embargo, los coeficientes de correlación calculados con respecto a la pluviosidad, no fueron significativos en ninguno de los casos.
Como resumen se extraen las siguientes conclusiones:
-La prevalencia de oestrosis detectada en el ganado caprino del centro y suroeste español es significativa en comparación a las registradas en países vecinos.
-El periodo propicio para el desarrollo larvario detectado en los caprinos es más corto que el definido para los ovinos, concretamente, entre los meses de marzo y septiembre.
-La proporción de L1 que alcanzan la madurez es muy baja, por ello las cabras son menos fructíferas que las ovejas en el desarrollo de sucesivas generaciones de O. ovis.
Autoría: M. Alcaide y colaboradores (2005)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)
José Luis Ares Cea (recopilación científica)