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martes, 23 de octubre de 2012

EL ÁCIDO FÓLICO Y LA SALUD HUMANA

El ácido fólico es efectivo en el tratamiento de ciertas anemias. Se encuentra tanto en los alimentos de origen animal (vísceras) como vegetal (verduras verdes, frutas, legumbres, frutos secos, granos enteros, levadura de cerveza). En los primeros años de su descubrimiento (1931) se extrajo de la levadura de cerveza, y posteriormente, de la espinaca.

A diferencia de otras vitaminas hidrosolubles, el ácido fólico se almacena en el hígado y no es necesario ingerirlo diariamente. También se lo puede encontrar en forma de comprimidos fabricados por laboratorios farmacéuticos y empresas de complementos alimenticios.

Sin embargo, entre las principales causas de su carencia hay que señalar la mala alimentación; en este sentido, conviene tener en cuenta que el ácido fólico se pierde en los alimentos conservados a temperatura ambiente y durante la cocción de los mismos.

Dada su importancia en la replicación del ADN, su deficiencia llega a dificultar la síntesis y división celular, afectando principalmente la médula ósea, un sitio de recambio celular rápido. En el caso del ARN, su papel en la síntesis de éste y de las proteínas no se interrumpe completamente, sino que se forman células sanguíneas largas o sin forma regular denominadas megaloblastos, dando lugar a la anemia megaloblástica. En este sentido, la presencia de ácido fólico, tanto en niños como en adultos, favorece la producción de células sanguíneas normales y ayuda a prevenir la anemia.

El ácido fólico es importante en las mujeres embarazadas, el consumo del mismo durante la gestación contribuye a la protección del feto contra malformaciones congénitas incluyendo posibles alteraciones en el tubo neural, la espina bífida, y afecciones dorsales, por lo que se recomienda su ingestión adicional en la dieta suplementada antes y durante el embarazo. Es importante tener en cuenta  que el cerebro y la médula espinal se forman a partir del tubo neural durante el primer mes de embarazo, y el consumo de ácido fólico impide que se desarrollen malformaciones.

En el caso de mujeres embarazadas se recomienda un consumo diario de 600 a 800 microgramos, que es el doble recomendado para mujeres no embarazadas. Se trata de un nutriente necesario para el buen desarrollo del feto durante los primeros meses de gestación. Los ginecólogos suelen recomendar su ingesta varios meses antes del embarazo y se continua suministrando durante los tres primeros meses de embarazo; existen estudios que demuestran que su consumo reduce entre un 50% y 70% el riesgo de la aparición de enfermedades en el recién nacido, así como los porcentajes de nacimientos prematuros y niños de bajo peso.

Si la mujer tiene suficiente ácido fólico en el organismo antes del embarazo, se previenen deformaciones en la placenta que podrían ocasionar abortos, o defectos de nacimiento en el cerebro (anencefalia) y en la columna vertebral (espina bífida) del recién nacido, debidos a un mal cierre del tubo neural en los extremos cefálico y caudal respectivamente. La espina bífida es un defecto en la columna, que puede causar la parálisis de la parte inferior del cuerpo, la falta de control del intestino y la vejiga, y dificultades en el aprendizaje. Si el feto sufre déficit de ácido fólico durante la gestación también puede padecer anemia megaloblástica, ser prematuro o presentar bajo peso al nacer. La madre puede sufrir eclampsia, un proceso que cursa con hipertensión y albuminuria.

Las deficiencias de ácido fólico en el organismo humano pueden deberse a varias causas: cuando las necesidades del mismo son altas, cuando la ingesta diaria de ácido fólico en la dieta es inadecuada, y cuando el organismo elimina más ácido fólico de lo usual. Los problemas más frecuentes en el organismo humano son la aparición de diarreas, falta de apetito, pérdida de peso, así como otros síntomas adicionales (debilidad, lengua dolorida, dolor de cabeza, taquicardia, irritabilidad y desórdenes de conducta). En niños, la deficiencia de ácido fólico puede retardar el crecimiento.


Fuente: Informe Técnico. Asociación de Queseros Artesanos de Andalucía (AQAA).
José Luis Ares Cea (profesor)